jueves, 30 de octubre de 2008

Teresa Neumann

Konnersreuth, 1898 - 1962) Debe su fama a que desde 1928 experimentó en visiones los sufrimientos de Cristo, y mostraba los estigmas de la pasión en su cuerpo. Era hija de padres campesinos, de profundas convicciones cristianas. Terminados sus años de educación básica, a partir de 1912, tuvo que trabajar como empleada en la granja de un vecino.

A lo lejos sonaban sordos cañonazos. Una guerra mordía sobre la campiña extranjera. Los americanos se agrupaban alrededor del lecho sencillo y limpio. Atardecía... Los gallos desgranaban sus roncos cacareos despidiéndose del día. La mujer de 47 años yacía en el catre. Sus ojos hundidos con enormes ojeras. Una mirada de obsesivo misticismo en ellos. -Yo no creo en nada de esto... aquí hay truco. Era un cabo americano pequeño y rubio. No terminaba la frase cuando la mujer daba un nuevo alarido. La sangre brotaba en espesas gotas de su frente. En una línea de puntos rojos. Se abrían heridas en la piel ante los ojos de todos. -No... que me lleven a... - el cabo no sabía qué decir. Estaba más pálido que la mujer. De allí en adelante, durante el resto de la noche, al fragor de los lejanos cañonazos comenzaba uno de los mayores misterios del mundo sobrenatural... el misterio conocido como "Estígmata". La campesina se llamaba Teresa Neumann. Cada jueves por la noche daba ante sus vecinos una exhibición de Estígmata como la que presenciaban los azorados marinos americanos. La villa bavara de Konnersreuth era el lugar en que se revivía la Pasión de Cristo cada semana. Era la primera vez que extranjeros veían el milagro. -Miren... está cayendo en trance susurró uno de ellos. Todos guardaban silencio. De repente alguien comenzó a rezar en voz alta. Muy pronto todos los soldados, hombres que habían peleado y asesinado en nombre de la guerra, rezaban juntos. Una especie de vacío místico en medio de la violencia y la maldad. La sangre fluía de nuevas heridas que se abrían. La piel sencillamente se rajaba. El líquido rojo y espeso brotaba a raudales. Las manos, los pies, el costado; la frente... toda ella era un mar de sangre denso, opaco y continuo. -No llega a mañana por la mañana con ese desangramiento- comentó un médico militar. Todos estuvieron de acuerdo. Ya era noche cerrada. Sus gritos aumentaron. Teresa se revolvía sobre el lecho empapado en la sangre. A cada nuevo grito la sangre fluía con mayor fuerza. Calladas y silenciosas campesinas se ocupaban de limpiar la preciosa sangre a cada cierto tiempo. Para eso colocaban trapos inmaculadamente limpios en contacto con las sabanas. Cuando los trapos se impregnaban del rojo líquido los quitaban guardándolos como si fueran tesoros. -Cada casa en este lugar guarda uno de los trapos ensangrentados como objeto de veneración - explicó el capellán que marchaba con los marinos. Un nuevo aullido de la mujer interrumpió su respuesta. Dos campesinas se acercaron a Teresa consolándola. Las lágrimas se confundían con los hilos de sangre que descendían por sus mejillas hundidas y pálidas como la cera.


No hay respuesta oficial de la iglesia... es... Estígmata- contestaba una mujer. Amanecía... Los soldados, como en estado de trance hipnótico habían pasado la noche contemplando el milagro. Muchos de ellos habían hecho apuestas entre ellos. -No llega a las tres de la madrugada... -No llega a las cinco... Todos los que apostaron sobre esto perdieron su dinero. Con las primeras luces del amanecer Teresa Neumann volvió a ser una mujer normal. Una pobre y harapienta campesina como cualquiera de las que se ven a diario por los campos de Europa. Con los primeros rayos del sol las heridas desaparecieron. Esa es la palabra correcta... desaparecieron. Allí en donde segundos antes había sangre, carne abierta y palpitante sólo quedaba la piel limpia y blanca. La mujer abrió los ojos... sonrió débilmente y elevó la mano haciendo la señal de la cruz sobre los presentes. Todos los soldados, sin excepción, cayeron de rodillas ante lo incomprensible. Incluso las sábanas estaban blancas, completamente limpias. Ni un rastro, ni una gota de sangre en parte alguna. Terminaba el fenómeno de Estígmata. Los soldados americanos eran los primeros en ver el extraño fenómeno. Sin embargo, Teresa Neumann había estado sufriendo del mismo por muchos años... veinte para ser exactos. ¿Cómo era posible semejante afluencia de sangre? ¿Cómo se podía disipar el líquido? ¿Cómo podía perder tan enormes cantidades de sangre sin morir? No hay respuesta médica... no la habrá jamás. Un soldado americano era escéptico. Mientras que Maria estaba en pleno apogeo de su estigmatización se acercó al lecho. Tomando un frasquito recogió directamente las gruesas gotas que escapaban de su frente. Dos días m s tarde tenía la respuesta del laboratorio. Sangre humana. No había dudas. No podía haberlas. Teresa Neumann tiene una historia interesantísima. Nacida en la misma villa en la que vivió toda su vida en la frontera con Checoslovaquia. Jamás salió de allí. Durante la Primera Guerra Mundial, mientras que se encontraba ayudando a varios campesinos amigos en la recogida de la cosecha sufrió una grave y dolorosa lesión en la espina dorsal. Los médicos fueron capaces de aliviar el dolor... pero no de sanarla.


De esta forma Teresa se convirtió en una especie de vegetal humano. Prendida a su silla de ruedas por el resto de la existencia. De allí en adelante su salud comenzó a deteriorarse. No había causa aparente para esta caída física. Sin embargo, las enfermedades hacían presa en Teresa una tras la otra. La parte izquierda del cuerpo se le paralizó. Las piernas perdieron la sensibilidad y el movimiento. Los ojos perdieron la visión. Parálisis, convulsiones, vómitos y ataques espasmódicos constituían la vida de la pobre mujer. Fue entonces que Teresa Neumann decidió rezarle a Santa Teresa de Ávila a fin de que le devolviera la vista.Santa Teresa de Avila vivió en España de 1515 a 1582. Desde muy pequeña sufrió (al igual que Teresa Neumann, de una serie de enfermedades que la mantenían al borde de la tumba) Sin embargo, la futura Santa, contra la voluntad de sus padres ingresó en un convento llamado de la Encarnación y situado en la ciudad de Ávila. Tenía la niña 12 años cuando entró en el convento. Durante los 18 años que sirvió a las órdenes de Dios tras de las impenetrables paredes de su monasterio tuvo varias visiones místicas y religiosas.El Convento de la Encarnación tenía fama en España por la extremada austeridad de su vida. Teresa de Ávila superó esta austeridad. Su vida se convirtió en una simple comunión con Dios. A su muerte dejó una estela de milagros que pronto hicieron que la iglesia Católica la canonizara. La beatificación fu‚ otorgada a Teresa de Ávila el mismo día en que Teresa Neumann rezó por sus ojos. Poco días después la pobre campesina recobraba la vista de un instante al otro. Claro está que atribuyó el milagro a Santa Teresa de Ávila. Dos años más tarde, cuando Santa Teresa alcanzó la canonización Teresa Neumann le rezó nuevamente pidiéndole que le devolviera el uso de sus piernas.
Una semana después la campesina caminaba perfectamente. El resto de sus achaques físicos desaparecieron por igual. Al año siguiente tuvo su primera Estígmata. Se trataba de una copia exacta de las heridas que afligieron a Jesús en la Cruz, Preguntada al respecto ella contestó "La visión de Cristo y su agonía es tan inenarrable que ya no puedo ser como los otros mortales. Me dedicaré a sufrir por él... por lo que sufrió por nosotros" Anuncio Teresa Neumann. Entre sus promesas especificó que "No probaría más alimento sólido en su vida. Su cuerpo material debía mantenerse con cucharadas de agua solamente" Los médicos la previnieron de que era imposible mantener el cuerpo y el alma juntos con semejante dieta. Pero ella aseguró que "Dios la mantendría viva"... y así sucedió. En septiembre de 1927 aumentó aún más la austeridad de su vida. Se negó a tomar las cucharadas de agua. Todo su alimento consistía en la hostia y el vino que tomaba en la consagración una vez a la semana. De allí en adelante, exactamente cada siete días aparecía la Estígmata en Teresa Neumann.
Lo que los soldados americanos habían contemplado era la historia de una manifestación sobrenatural conocida por estigmatización y que tiene 700 años de antigüedad. Las heridas de la estigmatización son semejantes a las de Cristo en la Cruz. La sangre que mana por estas heridas es incorruptible. Puede guardarse en cualquier contenido sin que se eche a perder. En muchos casos (no el de Teresa Neumann) la sangre va acompañada de un delicioso y fuerte perfume conocido como "Pasión por Cristo" Allá por la Edad Media la estigmatización era considerada por la iglesia Católica como algo más cerca del Diablo que de Dios. Cada caso en particular era estudiado. Y generalmente los Inquisidores encontraban "la presencia del Diablo en las personas estigmatizadas" las cuales casi siempre eran mujeres.



El primer caso de Estígmata se remonta al año 1224 y correspondió a San Francisco de Asís. Su visión angelical de un Serafín (Angel con seis pares de alas o grado superior en el orden angélico) hizo que inmediatamente comenzara a sangrar por las heridas del Señor. Desde el caso de San Francisco de Asís hasta el día de hoy más de 300 casos de Estígmata han sido reportados. Dos de ellos tuvieron especial significación para la ciencia.


El de Louise Lateau de Bélgica y Marie Luie Jahenny de Francia. Louise desplegó sus primeras heridas mientras que andaba por la edad de 20 años. El Doctor Geral Molloy quedó asombrado cuando le trajeron a una débil jovencita que sangraba profusamente de sus manos. Una vez examinada el doctor especificó que "no había heridas en las palmas de sus manos. Sin embargo, la piel se veía del color de una herida fresca, tenía la forma de una herida fresca y sangraba como una herida fresca... solo que la sangre surgía por los poros" Los sangramientos continuaron a intervalos regulares. Esto dio como resultado que enorme cantidad de peregrinos, curiosos y todo tipo de personas viajaran desde remotos lugares para ver a la "niña que sangra como Cristo" Un especialista internacional, el doctor Bois Warloment de la Academia Belga de Medicina decidió hacer una prueba final. Mandó a elaborar una especie de mano artificial de cristal que se ajustara perfectamente al de la muchacha. La mano le fué colocada dejando solo el espacio suficiente para que el aire circulara en ella. Poco después la mano de cristal desbordaba sangre por todas partes.

Toda ella era un mar de sangre cuando los padres alarmados llamaron al doctor Lecher. Este se apresuró a asistir junto a la enferma. Traía una cámara fotográfica y dejó constancia de lo sucedido para sus archivos. Después invirtió el proceso haciendo que la chica volviera a la normalidad. De aquella forma científica quedaba demostrado por primera vez, y con pruebas irrefutables que la estigmatización podía ser causada perfectamente por factores mentales e hipnóticos. Sin embargo, cuando los miembros del Colegio Médico Nacional de Alemania se enteraron de lo sucedido se apresuraron a protestar de los métodos empleados por el doctor Lecher. Tan alto y fuerte fue el escándalo que el profesor Lecher se vio obligado a dar marcha atrás. "Lo sucedido en Elizabeth claramente conlleva todos los signos de la llamada estigmatización. Yo simplemente fui el vehículo hipnótico para que estos signos progresaran hacia su estado físico" dijo el médico. Claramente establecía que "los síntomas estaban allí" Pero a los efectos de los detractores la Estigmata había sido producida artificialmente mediante el control hipnótico. Como para corroborar los experimentos de Lecher con Elizabeth, por aquellos días la iglesia Católica hizo la canonización de una conocida estigmatizada que había muerto hacía unos años.


Se trataba de Santa Gemma Galgani (1870 - 1903) Lo principal en este caso es que la "iglesia no hizo la menor alusión a los fenómenos de la Estígmata mientras que explicaba los fenómenos que habían hecho posible la canonización ¿Refutación Eclesiástica de la Estigmata? Sería muy aventurado decirlo. Sin embargo, pudiéramos decir que la actitud de la iglesia era de "espera y observación. Teresa Neumann, la más conocida de las estigmatizadas continuó viviendo a pesar de sus enormes pérdidas de sangre cada semana hasta la avanzada edad de 88 años. Uno de los grandes misterios de Neumann era su supervivencia con aquella terrible pérdida de sangre y su negativa a ingerir alimentos. "Si algún milagro existe en la Estígmata está en el hecho de que esta debía haber muerto en quince días" aseguraron los médicos allegados al caso. Según pasaban los años, se le hacía más difícil a Teresa Neumann el mantener sus rasgos de Estígmata, Ya al final de su vida, sus admiradores se quedaron en muchas ocasiones con los deseos de verla sangrar. El padre Herbert Thurston (católico) escribió un libro sobre la Estígmata. En el mismo se basaba en varios experimentos científicos para achacar lo sucedido a "causas psíquicas" Y como ejemplo clásico colocaba el hecho de que la Neumann al fallarle el control mental con lo avanzado de la edad, perdió en parte la Estígmata. Pero allí queda el doble milagro de su visión recuperada y de su parálisis desaparecida. Doble milagro que fue comprobado y recopilado por un grupo de seleccionados médicos y científicos. ¿Es la Estígmata un milagro? ¿Es la Estígmata una simple sugestión? No podemos saberlo. Aún es muy pronto para conocer los secretos del mundo sobrenatural que nos rodea... y al cual pertenecemos día a día sin darnos cuenta.









miércoles, 29 de octubre de 2008

Carmelitas


Orden Religiosa que surgió alrededor del siglo XII, cuando San Bartolo del Monte Carmelo y un grupo de ermitaños, inspirados en el profeta Elias, se retiraron a vivir en el Monte Carmelo, considerado el jardín de Palestina ("Karmel" significa "jardín").
Del profeta Elías
han heredado la pasión ardiente por el Dios
vivo y verdadero, lo que se ve reflejado en el lema de su escudo: ZELO ZELATUS SUM PRO DOMINO DEO EXERCITUUM (Me consume el celo por el Señor, Dios de los Ejércitos.
En medio de las celdas construyeron una iglesia, que dedicaron a su patrona, la Virgen
Maria, a quien veneran como Nuestra Señora del Carmen. Tomaron así el nombre de "Hermanos de Santa María del Monte Carmelo" (en Latin Ordo fratrum Beatissimæ Virginis Mariæ de monte Carmelo).
El Patriarca
de Jerusalen, Alberto Avogadro, les entregó en el año 1209 una regla de vida, que sintetiza el ideal del Carmelo: vida contemplativa, meditación de la Sagrada Escritura y trabajo





Los Carmelitas nacimos en la falda del Monte Carmelo, Palestina, en el siglo XII, junto a la fuente de Elías Profeta (1 Re 17-18)






Carmelitas Descalzas:

En el año 1562, Santa Teresa de Jesús fundo el primer convento de Carmelitas Descalzas en la ciudad de Avila. Posteriormente junto con San Juan de la Cruz funda los Carmelias Descalzos.





En los orígenes, los primeros carmelitas eran un grupo de cristianos que, habiendo realizado una experiencia carismática en el Monte Carmelo, se unieron entorno a un Proyecto de Vida común con el único fin de vivir en obsequio de Jesús, desde el espíritu profético de Elías (ver ciclo de Elías profeta en 1Re cap. 17-19.21 y 2Re 2, 1-18) y la actitud contemplativa de María. El Carmelo nacía entonces como una “familia”, antes que como una organización jurídica, que deseaba vivir en comunión con Dios y los hermanos poniendo al servicio del Pueblo el carisma recibido como don del Espíritu.
En nuestro hoy, aquél deseo sigue latente.


Es necesario, por tanto, ampliar los lazos fraternos integrando en una misma Familia a aquellos miembros de la Iglesia que desde su propia vocación (laical o consagrada), comparten una misma espiritualidad y viven desde unos mismos valores.
El Proyecto de vida, que como Familia proponemos vivir, se cimienta en los valores evangélicos de la Regla carmelitana. En ella se prioriza la busqueda del Dios vivo
(oración/contemplación), crecer en la hermandad (fraternidad) y el servicio al pueblo de Dios (servicio/profetismo) bajo la acción del Espíritu, en una marco abierto y dinámico, atento a los signos de los tiempos presentes. Estos tres vectores son los pilares del Carisma carmelita que en las figuras de Elías y María ve a sus fundadores espirituales.
De esta manera, en la Familia Carmelita caminaremos con el compromiso de vivir y ofrecer al Pueblo de Dios nuestro carisma carmelita; una fuente inagotable de renovación espiritual reservada, no sólo para algunos, sino para todos los hijos de Dios.
Con respecto a los eremitas del Monte de Elías, el Papa Urbano IV el 5 de agosto de 1262 decía: “por el amor a la Tierra Santa, se habían consagrado en ella a Quien la había adquirido con el derramamiento de su sangre, para servirle bajo hábito de religión y de pobreza”.



Su Carisma
La Iglesia fue concebida misionera: Jesús dijo a los apóstoles, “ -Vayan y anuncien la Buena Noticia” (Mc 16, 15). Por medio de este mandato evangélico a cada creyente le es prioritario, según la vocación recibida, salir al encuentro del otro, expandir el Reino. De la misma manera cualquier grupo dentro de la Iglesia se ve afectado por las palabras de Jesús. El documento papal Familiaris Consortio explica que Toda familia cristiana tiene dimensión eclesial, es decir, está puesta al servicio del Reino de Dios en la historia, mediante la participación en la vida común y la misión de la Iglesia (FC44). No ajena a ello la Familia Carmelita tiene una misión propia que la caracteriza de cara el Pueblo de Dios y extensión del Reino. Considerando al carisma como substrato o eje principal de la misión, puede hablarse de una misión propiamente carmelita, aunque, naturalmente, asociada a la única misión de la Iglesia.La contemplación pide al cristiano carmelita echar raíces en la vida de Dios, la escucha de su Palabra y asiduidad en la oración aprendiendo a vivir la gratuidad, esto es, a vivir la vida como don para los demás. La fraternidad conduce al sentimiento de hermanos bajo los lazos del amor (Jn 13, 34) y ha de vivirse en pequeñas comunidades de fe que se abren a una fraternidad familiar y eclesial mayor. El profetismo/servicio al Pueblo configura al creyente en el Cristo crucificado como principal término de fidelidad al amor de Dios hasta las últimas consecuencias, denunciante de los valores contrarios a la Vida; se hace fermento en la masa, como portador de vida, de esperanza y de justicia.Desde este carisma la Familia Carmelita favorecerá la vivencia de fe de todos sus miembros, la profundización de la fe y el progreso de liberación interior, que el Espíritu Santo obra en cada uno, permaneciendo en obsequio de Jesucristo. Sus miembros como testigos del Dios vivo ofrecerán al mundo una salida trascendental ante tanto materialismo, consumismo y deterioro de la dignidad del Hombre y un camino de interioridad espiritual a fin de edificar a la persona como Templo del Espíritu (1Co 6, 19). Comprometidos a la lucha contra el pecado y la injusticia, animarán las realidades temporales en el campo de la paz y la justicia, especialmente en los ambientes cercanos y más necesitados. Sus miembros, nosotros carmelitas, navegaremos mar adentro (Duc in altum! Lc 5, 6) extendiendo nuestro carisma. conscientes de que los valores que encarna son un modo privilegiado de caminar juntos hacia Dios. Valorarlos, vivirlos y darlos a conocer será todo un reto para la misión de nuestra Familia Carmelita.


La organización

Los primeros fieles laicos unidos inicialmente bajo la recgla (Proyecto de Vida o Propósitum) redactada por el Patriarca de Jerusalén, San Alberto, a comienzos del siglo XIII, fueron poco apoco adaptándose a las circunstancias que les tocaba vivir. La Regla albertina contiene un ideal eremítico que responde al espíritu de la peregrinación a Tierra Santa y de la Comunidad primitiva de Jerusalén. En breve tiempo, asentados ya en Europa, se organizaron como Orden Mendicante mediante la bula pontificia de Inocencio IV y se les reconocía como los frailes de la Bienaventurada Virgen María del Monte Carmelo.


Esta nueva espiritualidad generaba una constante y pujante expansión: en el primer centenario el carisma carmelita daba frutos en todo Occidente. Fue así, que con el tiempo (a mediados del s. XV) surgieron las primeras comunidades de mujeres consagradas a la oración y vida contemplativa, las monjas carmelitas, formando la Segunda Orden después de la Primera Orden de los frailes. No obstante, nuestra Familia Carmelita no se agotaba con éstas dos órdenes, sino que, como expresión de un carisma eclesial al servicio de todo el Pueblo de Dios, dio origen y lugar a las más variadas formas de organización y de vivir el carisma carmelita. En los últimos siglos, si no desde el comienzo, el Laicado Carmelita ha sido fuente y fuerza de fraternidad compartiendo los valores propios del carisma carmelita. Dentro del Laicado Carmelita se distinguen varios niveles de participacion, todos ellos de igual dignidad y legitimación.


Un primer nivel formado por todas aquellas personas que no pertenecen a ningún grupo de formación carmelita, pero que sienten cercano a sus vidas el carisma y valores del Carmelo. Un segundo nivel integrado por aquellos que periódicamente se reúnen en grupos propios de la Familia para la formación cristiana y carmelita. Y un tercer nivel formado por quienes pertenecen a asociaciones y organizaciones jurídicamente establecidas entorno al carisma carmelita, denominadas Tercera Órden, como lo son las hermanas Trabajadoras Misioneras de la Familia Donum Dei, en Luján, y las cofradías, entre otros.
Laicos, religiosas, religiosos, monjas, frailes, todos integramos y formamos la Familia de la Bienaventurada Virgen María del Monte Carmelo. Que ella, como Madre y Hermana Nuestra, cuide de nosotros a fin de que como semilla en tierra buena, el Carmelo fecunde nuestra tierra argentina dando fruto abundante y duradero como aquellos primigenios del siglo XIII.

lunes, 27 de octubre de 2008







Los Chakras y sus piedras


7mo Chakra : SAHASRARA (o Chakra de la corona). Posición : En la cúspide del cráneo. Es la puerta del cielo. Corresponde al mundo átmico, al espíritu divino : el padre, la voluntad de actuar, la universalidad, el mundo invisible y la puerta del ultravioleta. Es el punto de unión alquímico, la unión de las dos polaridades con la conciencia. Aquí se realiza la unión final entre Dios y su shakti, entre Shiva el padre y Kundalini la madre. Es a través de este centro de fuerza que podemos dejar nuestro cuerpo para ir a los mundos sutiles libre y concientemente (viajes astrales). Color : Violeta, blanco, oro. Aromas : Principio de la esencia pura. Piedras violeta : Amatista, charoíta, espinela violeta, tanzanita. Piedras blancas : Cristal de roca, diamante, yeso gema, ópalo blanco, perla, fenacita, piedra luna, piedra televisión. Piedras oro : Pepita de oro, oro cristalizado.



6to Chakra : AJNA ( Chakra Frontal o Tercer Ojo). Posición : Un dedo encima del nacimiento de la nariz, en medio de la frente. Está en correlación con el plano búdico : el amor sabio, el mundo supra mental. El Tercer Ojo vehicula el pensamiento racional e intuitivo y la percepción extrasensorial. Color : Índigo. Aromas : Menta, Jasmín. Piedras azul violáceo : Apatito azul, azurita, dumortierita, labradorita, lapislázuli, lazurita, ópalo negro, zafiro azul, sodalita, espinela azul, tanzanita, turmalina azul (indigolita), circón estarlita. Piedras violeta : Amatista, charoíta, coral violeta, fluorita violeta, ópalo blanco o negro con irisaciones violetas, espinela violeta, tanzanita, circón violeta. Piedras amarillas : Ámbar amarillo claro, crisoberilo amarillo claro, citrino, danburita amarilla, diamante amarillo, fluorita amarilla, ojo de tigre, ortosa, zafiro amarillo, escapolita amarillo paja, esfalerita amarilla, esfeno, topacio imperial. Ametrina violeta y amarilla.



5to Chakra : VISHUDDHA (o chakra de la garganta). Posición : Situado en la base de la garganta entre la yugular y la laringe. Está asociado al plano causal o al mundo del mental superior. Sólo el sonido puede penetrar el éter, es la razón por la cual este centro es emisor - receptor del sonido. Es la expresión del Amor, ya despierto por el cuarto chakra. Permite la materialización del Verbo y da forma a los mantras. Color : Azul. Aromas : Salvia, eucalipto. Piedras azul pálido : Aguamarina, cianita, cordierita, danburita azul, diamante azul, euclasa azul, fluorita azul, hemimorfita, labradorita, topacio azul, zafiro azul claro, turmalina indicolita. Piedras azul verdoso : Aguamarina, amazonita, apatito, crisocola, dioptasa azulada, esmeralda azulada, euclasa, fluorita azul verdoso, hemimorfita, ojo de halcón, ópalo negro a marcadamente azul verdoso, turquesa. Piedras plateadas : Marcasita, galena, plata nativa.



4to Chakra : ANAHATA (o chakra del corazón). Posición : Situado entre los omóplatos, levemente a la izquierda de la espina dorsal (esternón). Este chakra cardíaco simboliza el mental concreto o mental inferior. Es la vía del amor. Aquí se unen el principio masculino (o el intelecto en nosotros) y el principio femenino (o la intuición de la energía divina). Color : Verde y rosa. Aromas : Esencia de rosa. Piedras rosa : Coral rosa, cornalina rosa, danburita rosa, diamante rosa, kunzita, manganita, morganita, ópalo rosa, fenacita rosa, perla rosa, cuarzo rosa, rodocrosita, rodonita, turmalina rosa, escapolita rosa, topacio rosa. Piedras verdes : Amazonita, aventurina, berilo verde, crisocola, crisoprasa, diópsida, dioptasa, esmeralda, epidota, euclasa verde, fluorina verde, granate tsavorita y demantoide, heliodoro verde, jade imperial, jadeíta, jade nefrita, malaquita, moldavita, peridota, serpentina, turmalina verde, turmalina sandía, zoisita. Piedras doradas : Jade magnetita, marcasita, pirita, cuarzo rutilo, oro.



3er Chakra : MANIPURA (o Chakra del Plexo Solar). Posición : Dos dedos encima del ombligo. Este chakra nos remite a la conciencia del mundo astral, dividido en dos partes : Astral inferior : amarillo anaranjado : Las pasiones, las emociones vivas, los deseos, el egoísmo y las cóleras. Estamos aquí en el elemento fuego / vista. Astral superior : amarillo dorado : El amor fraternal, la sensualidad. Estamos aquí en el elemento aire / olor. Color : Amarillo. Aromas : Lavanda, Romero, Bergamota. Piedras amarillas / amarillo verdoso : Ágata amarilla, ámbar, ametrina, andalucita, brasilianita, calcita amarilla, crisoberilo, citrino, danburita, granate andradita, heliodoro, hidenita, hiperstene, ojo de gato, ojo de tigre, ortosa, peridota, fenacita amarilla, pirita, cuarzo rutilo, zafiro amarillo, escapolita, serpentina, esfalerita, esfena, topacio imperial vesubianita.



2do Chakra : SVADHISTANA (o Chakra del sexo). Posición : Primera lumbar de la columna vertebral, dos dedos debajo del ombligo. Es el chakra sagrado, centro de la fuerza donde se vive la dimensión del amor sexual. Es igualmente el chakra esplénico que encuentra su contraparte en el bazo. Las vibraciones de este órgano se imprimen en el cuerpo etérico. Estamos aquí en el elemento agua que corresponde al gusto. Es la puerta de entrada de las fuerzas vitales. Este chakra nos conduce a reflexionar sobre la relación con los otros, la relación de pareja y la atracción física que de ella deriva. Color : Naranja. Aromas : Ylang Ylang, Sándalo, Mirra. Piedras naranja rojiza, naranja pardo :Ágata rojo anaranjado, ámbar pardo, andalucita, calcita naranja, citrino ámbar, crocoíta, granate naranja pardusco, jaspe rojo o naranja, ópalo de fuego, piedra del sol, esfalerita, espinela naranja, topacio imperial.



1er Chakra : MULADARA (o chakra de base). Posición : entre el ano y los órganos genitales. Es el chakra de la unión entre el espíritu y la materia. Es en este chakra que se vive la polaridad primordial (positivo / negativo). Permite despertar en nosotros el fuego, el yo conciente que afirma el YO (la individualidad). Estamos aquí en el elemento tierra. Corresponde al sentido del tacto. Color : rojo o negro. Aromas : Cedro y Clavo de olor. Piedras rojas o rojo marrón : Ágata roja, madera fósil, coral, cornalina, crocoíta, granate piropo y almandina, rodolita y hesonita, heliotropo, hematita, jaspe rojo, ojo de hierro, piedra del sol, rubí, rutilo, espinela roja, circón jacinto. Piedras pardo oscuro a negro : Morión, obsidiana, ónix negro, cuarzo ahumado, turmalina negra, tectitas negras.

sábado, 25 de octubre de 2008

Beata Angela De Foligno

Beata Ángela de Foligno (1249-1309)

Por Isaac Vázquez, o.f.m.

Ángela vino al mundo a mediados del siglo XIII, probablemente hacia el año 1249. La posteridad quiso inmortalizar con su nombre el de la bella ciudad que la vio nacer y que sesenta años después, en 1309, había de ser también el lugar de su sepultura. Si bien es cierto que los santos, ya en vida, son más moradores del cielo que de la tierra, no pueden, sin embargo, al igual que todos los mortales, sacudir del todo el lastre que los hace hijos de su tiempo y de su ambiente. La época en que vivió la beata Ángela presenta rasgos singulares, ricos en contrastes, como acontece siempre en toda época de transición.

Las grandes ideas características de la Edad Media brillan ya en la mitad del siglo XIII con luces de atardecer.

Ángela tuvo que vivir, pues, en una época fronteriza. Y en el drama de su vida, pecadora en un principio, santa después, no es difícil descubrir las huellas del ambiente en que se movió. De elevada posición, poseía riquezas, castillos, joyas y fincas. Se casó en temprana edad, y tuvo varios hijos. Tanto en sus años juveniles, como después en su estado de esposa y de madre, apuró pródiga la copa de los placeres que el mundo le brindaba. Ella misma confesará más tarde una y muchas veces sus graves desvaríos. Sin que nos veamos precisados a creer al pie de la letra la exactitud de estas confesiones, fruto más del arrepentimiento que de la verdad objetiva, no se pueden descartar tampoco los hechos que, por otra parte, están en conformidad con las circunstancias históricas que los rodean. En efecto, la cuna de Ángela fue mecida por aires nada saturados de clericalismo. Foligno, ciudad obstinadamente ligada al emperador, estaba siempre dispuesta a ponerse en pie de guerra contra cualquier pretensión del Papa. Pero la suerte de las armas muchas veces le era adversa, y uno de aquellos años sufrió una aplastante e ignominiosa derrota por parte de las fuerzas pontificias de Asís y de Perusa. ¿Quién duda de que entre la distinguida estirpe de Ángela no se encontrarían entonces rabiosos gibelinos, para quienes los nombres de curas, papas y frailes venían resultando sinónimos de declarados enemigos políticos? Nos dirá Ángela más tarde que en su madre encontraba gran obstáculo para la conversión.

Pero la gracia de Dios iba obrando en lo profundo de su alma. Las circunstancias han cambiado con el tiempo. Es hacia el año 1285. Foligno es ahora una ciudad súbdita del Papa y protegida por él. Ángela anda en sus treinta y cinco. Sus pecados de la juventud comienzan a producirle cierto escozor en la conciencia. Le llega también la prueba. En breve tiempo pierde a su madre, a su marido y a sus hijos. Huérfana de sus seres queridos, comienza a practicar la religión, pero en un principio sin apartarse del todo del pecado. Por eso hace comuniones sacrílegas, por no confesar sinceramente sus pecados. Es la hora de los confusos sentimientos: la lucha entre el espíritu y el cuerpo. Se halla sin luz, como Saulo en el camino de Damasco.

Pero allí cerca estaba Asís. «Oriente diré, que no Asís», cantó el Dante. El ejemplo de Francisco continuaba fascinando a muchas almas desde hacía casi un siglo. Para Ángela constituyó también un faro en esta noche oscura del espíritu. Un día en que se encontraba atormentada por remordimientos de conciencia, pidió a san Francisco que le sacara de aquellas torturas. Poco después entró en la iglesia de San Feliciano, donde predicaba a la sazón un religioso franciscano; se sintió tan conmovida que, al bajar el predicador, se postró ante su confesonario, y, con grande compunción, hizo confesión general de toda su vida, quedando muy consolada.

El fraile se llamaba Arnaldo, cuya vida, al igual que la de nuestra Beata, no ha podido ser hasta ahora suficientemente estudiada, por falta de datos. Parece ser, sin embargo, que pertenecía a la comunidad de Asís, y que en la Orden seguía la corriente de los llamados «Espirituales», grupo que hicieron célebre, entre otros, los nombres de Pedro Juan Olivi, Ángel Clareno, Hubertino de Casale y el mismo Juan de Parma, general que fue de toda la Orden. Lo que sí sabemos ciertamente de fray Arnaldo es que, a partir de la conversión de Ángela, pasó a ser su confesor, su director y su confidente espiritual. Gracias a sus ruegos y a su pluma de amanuense, la posteridad puede saborear la Autobiografía de la beata Ángela, conocida también con el nombre de Memorial de fray Arnaldo, verdadero tesoro de teología espiritual, donde se encierran las inefables experiencias místicas de esta alma, desde su conversión, en 1285, hasta el año 1296, en que se consuman sus admirables ascensiones hasta la contemplación del misterio de la Santísima Trinidad.

Pasman los prodigios que la divina gracia, en tan breve tiempo, ha obrado en esta alma privilegiada. Su trato íntimo con la divinidad, sus éxtasis escalofriantes, los secretos celestiales que en ellos se le confiaban, son más para admirados que para descritos. L. Leclève no duda en afirmar que Ángela de Foligno, por el crecido número de sus visiones, solamente admite parangón con Teresa de Avila; y a ambas llama reinas de la teología mística.
Nuestra pobre fraseología humana resulta inadecuada para captar los misteriosos coloquios entre Ángela y la divinidad. La misma Beata sufría y se lamentaba, porque después de escuchar la lectura de lo que acababa de dictar a fray Arnaldo, le parecía que allí no se contenían más que blasfemias y burlas. Así son de mezquinos nuestros conceptos humanos cuando se los quiere hacer pasar por vehículos de realidades divinas.

Si estas dificultades encuentran los santos para exteriorizar sus propias experiencias, ¿qué pasará cuando los hombres se afanan por querer clasificarlas y analizarlas desde afuera y a distancia? Dejemos a los santos saborear dulcemente las inefables dulzuras nacidas del contacto íntimo con la divinidad. Las flores de la vida mística crecen, como las estrellas alpinas, en las cumbres de las altas montañas, y no a todos es dado llegar a esas alturas para disfrutar de su aroma. Unos habrán de contentarse con acampar muy cerca de la cima; otros, a la mitad; algunos, tal vez los más, apenas si habrán caminado unos pasos hacia la cúspide de la montaña. Pero lo que sí es cierto es que todos deben intentar subir la cuesta de la montaña espiritual; diríase con otras palabras, todos están llamados a ejercitarse en la vida ascética, mediante la posesión de las virtudes cristianas y la práctica de la perfección, rastreando los senderos, a veces tortuosos y empinados, que conducen a las recónditas alturas de la mística. En electo, estas dos vías, ascética y mística, no se desenvuelven a manera de dos paralelas, sino que constituyen, en el pensamiento de la beata Ángela, las dos mitades, inicial y terminal respectivamente, de una misma vida espiritual. Así, pues, si no todos los cristianos podrán tocar con sus manos el término de esa línea ascendente, todos, sin embargo, están obligados a no desistir de lanzarse a la carrera espiritual. «Y que nadie se excuse –les advierte la Beata– con que no tiene ni puede hallar la divina gracia, pues Dios, que es liberalísimo, con mano igualmente pródiga la da a todos cuantos la buscan y desean».

Cosas admirables sobre la perfección ha dejado escritas la beata Ángela. En dieciocho etapas va describiendo, en el primer capítulo de su autobiografía, el laborioso proceso de su conversión, desde que comenzó a sentir la gravedad de sus pecados y el miedo de condenarse hasta el momento en que al oír hablar de Dios se sentía presa de tal estremecimiento de amor, que aun cuando alguien suspendiera sobre su cabeza una espada, no podía evitar los movimientos. A la beata Ángela se le atribuyen, además de la Autobiografía de fray Arnaldo, unas exhortaciones, algunas epístolas y un testamento espiritual, que han merecido a su autora ser considerada por algunos nada menos que como magistra theologorum. Sin ocultar el tono de exageración que el cariño de los discípulos ha puesto en este elogio hacia la madre espiritual, hay que reconocer que los opúsculos de la beata Ángela recogen lo mejor que de teología ascética habían escrito los grandes maestros de la escolástica; y colocada además providencialmente en los umbrales de una época nueva, logra trasvasar a los odres del Renacimiento los vinos añejos de la espiritualidad del siglo XIII. Los aires renacentistas de acercamiento al hombre, a lo individual y concreto, la mueven a abrazar el pensamiento franciscano que coloca a Cristo, Hombre- Dios, por centro de toda la vida espiritual, ejemplar de todas las virtudes y única vía para caminar hacia la perfección. Empapada en el espíritu de san Francisco, a cuya Tercera Orden de Penitencia se incorporó desde los primeros días de su conversión, e inspirada en el pensamiento bonaventuriano, la beata Ángela es la gran mística de la humanidad de Cristo. La imitación de Cristo- Hombre, mediante el ejercicio de las virtudes, es la meta de la ascética, así como la unión con Dios, por medio de Cristo, es la consumación y remate de la mística.

Pero la espiritualidad de nuestra Beata recibe modalidades nuevas, dentro de lo franciscano; pues mientras el cristocentrismo de la escuela franciscana, en general, se orienta hacia la Encarnación, hay que reconocer que para la beata Ángela todo gira en torno a la cruz. La pasión y muerte de Cristo es la demostración más grande de amor que el Hijo de Dios ha podido dar a los hombres. Cristo desde la cruz es el Libro de la Vida, como lo llama ella, en el cual debe leer todo aquel que quiera encontrar a Dios. Era tal la devoción que sentía hacia la cruz que, si le cuadraba contemplar una estampa o un cuadro en que se representaba alguna escena de la pasión, se apoderaba de sus miembros la fiebre y caía enferma. Por eso la compañera procuraba esconderle las representaciones de la pasión, para que no las viese. Sus opúsculos fueron editados varias veces, en siglos pasados, con el título significativo de Theologia Crucis. En la meditación de la pasión era donde conocía con más viveza la gravedad de sus pecados pasados, y los lloraba con mayor dolor. Aquí es donde se decide a tomar resoluciones que dan nuevo rumbo a su vida. «En esta contemplación de la cruz –refiere ella– ardía en tal fuego de amor y de compasión que, estando junto a la cruz, tomé el propósito de despojarme de todas las cosas, y me consagré enteramente a Cristo.» La pobreza, la estricta pobreza de espíritu, era la contraseña que ella exigía para distinguir los verdaderos discípulos de Cristo. Muchos se profesan de palabra seguidores de Cristo; pero en realidad y de hecho abominan de Cristo y de su pobreza. En las páginas de sus opúsculos el amante de la historia podrá descubrir las inquietudes en torno a la pobreza de Cristo que convivieron los espirituales franciscanos y nuestra Beata de Foligno.

Junto a la cruz, la beata Ángela aprendió a ser la gran confidente del Sagrado Corazón de Jesús, muchos siglos antes que santa Margarita María recibiera los divinos mensajes. «Un día en que yo contemplaba un crucifijo, fui de repente penetrada de un amor tan ardiente hacia el Sagrado Corazón de Jesús, que lo sentía en todos mis miembros. Produjo en mí ese sentimiento delicioso el ver que el Salvador abrazaba mi alma con sus dos brazos desclavados de la cruz. Parecióme también en la dulzura indecible de aquel abrazo divino que mi alma entraba en el Corazón de Jesús.» Otras veces se le aparecía el Sagrado Corazón para invitarla a que acercase los labios a su costado y bebiese de la sangre que de él manaba. Abrasada en esta hoguera de amor, nada tiene de extraño que se derritiese en ardientes deseos de padecer martirio por Cristo.

El amor que Cristo nos demostró en la cruz, se perpetúa a través de los siglos de una manera real en el sacramento de nuestros altares. La devoción a la Eucaristía, tan característica de los tiempos modernos, tiene una eminente precursora en la beata Ángela. Fueron muchas las visiones, con que el Señor la recreó en el momento de la consagración, o durante la adoración de la sagrada hostia. Siete consideraciones dedica a la ponderación de los beneficios que en este sacramento se encierran. El cristiano debe acercarse con frecuencia a este sacramento, seguro de que, si medita en el grande amor que en él se contiene, sentirá inmediatamente transformada su alma en ese mismo divino amor. La Beata exhorta, sin embargo, a cada cristiano a que se haga, a modo de preparación, las siguientes consideraciones: ¿A quién se acerca? ¿Quién es el que se acerca? ¿En qué condiciones y por qué motivos se acerca?

Abrazada con Cristo en la Cruz, arrimada a su costado y confortada con el Pan de Vida, la beata Ángela recibió la visita de la hermana muerte. Eran las últimas horas del día 4 de enero de 1309 cuando esta privilegiada mujer, rodeada de un gran coro de hijos espirituales, entregaba plácidamente su alma al Redentor. Su cuerpo fue sepultado en la iglesia del convento franciscano de Foligno. Sobre su sepulcro comenzó Dios a obrar en seguida muchos milagros. El papa Clemente XI aprobó el culto, que se le tributó constante, el día 30 de abril de 1707.
Jalaluddin Rumi


Impactantes palabras que nos pueden servir de prólogo para hablar acerca de uno de los mas grandes santos y místicos universales, así como Maestro de la Vía para los sufís, Maulana Jalaluddin Rumi.Nació en Balkh (Afganistán), el 29 de Septiembre de 1207.


Se cuenta que cuando Rumi tenía solo cinco años de edad, solía ponerse en su cuna muy alterado, pues acababa de contemplar en su mente a personajes como Gabriel, la Virgen María, Abraham y otros.La causa de estas perturbaciones era que las formas espirituales del ausente (mundo invisible) surgían ante su vista, es decir, mensajeros angélicos, genios justos y hombres santos... Solían aparecérsele en forma corporal. Su padre la calmaba, diciéndole.”Estas son las Existencias ocultas. Acuden a presentarse ante ti, para ofrecerte regalos y presentes del mundo invisible”.


Cuando Jalaluddin tenía 6 años de edad, se cuenta que estaba jugando con otros niños en la azotea de su casa. Sucedió que un niño propuso saltar de una azotea a otra. Maulana les dijo que esos juegos más bien eran propios de perros y gatos y que era vergonzoso que ellos jugaran a tales bajezas. Exclamó: “Subamos al cielo y reunámonos con los Ángeles”. Y, dicho esto, sus jóvenes compañeros le perdieron de vista. Estos desconcertados, dieron la voz de alarma ante la desaparición de Maulana. Cuando volvió a aparecer, al cabo de paco rato, estaba pálido y un poco asustado, y les dijo:-Mientras os hablaba, descendió sobre mí del cielo un grupo de hombres vestidos con mantos verdes y me subieron a los cielos superiores y me llevaron por los espacios celestiales, y oí la voz de alarma que disteis. Entonces esas criaturas volvieron a traerme con vosotros. Cuanto contaba siete años de edad, de repente, un día Dios le otorgó aparecérsele visiblemente ante él. Al instante se desvaneció.

Al recobrar la conciencia oyó una voz de los Cielos que decía:“¡Oh Jelalu-d-Din! Por la majestad de nuestra gloria, deja desde ahora de combatir contigo mismo; porque te hemos exaltado a la posición de la visión ocular.”Jalaluddin se inclinó entonces lleno de gratitud por este signo de gracia, para servir el Señor hasta el final de sus días con todas sus fuerzas; en la firme esperanza que aquellos que le siguiesen alcanzarían ese elevado grado de favor y excelencia.Dos años después de la muerte de su padre, fue de Konya a Aleppo para estudiar. Como se sabía que era el hijo de un gran maestro espiritual y también buen estudiante su profesor le concedía mucha atención, coyuntura que provocó las envidias de los demás estudiantes. Estos le comentaban al gobernador de la ciudad que Jalaluddin era inmoral porque cada noche dejaba su celda por alguna razón desconocida y desaparecía.


El gobernador intrigado, resolvió ver y juzgar por si mismo.A medianoche, como de costumbre, salió de su habitación y fue directamente hasta la verja cerrada del colegio, seguido por el gobernador. La verja se abrió como por arte de magia y Jalaluddin atravesó las calles hasta la puerta cerrada de la ciudad. Esta también se abrió por si misma; y de nuevo ambos la atravesaron. Continuaron y llegaron hasta la tumba de Abraham (en Hebrón, a unos 563 Km. de distancia), Allí se pudo ver la cúpula de un edificio, ocupada por una hueste de formas vestidas de verde, que salieron para encontrarse con Jalaluddin y lo llevaron al edificio.El gobernador perdió el conocimiento aterrorizado y no lo recobró hasta después de la salida del sol.En esos momentos ya no pudo ver ningún edificio con cúpulas ni ningún ser humano. Durante tres días y tres noches erró por una planicie sin caminos, hambriento y sediento con los pies llagados.
Mientras tanto, al notar los funcionarios del gobernador su ausencia de dedicaron a buscarlo hasta que preguntaron a Jalaluddin, quién les dijo donde podrían hallar a su señor. Por fin lo encontraron y la llevaron a su hogar. El gobernador se convirtió desde entonces en un adepto y discípulo de Jalaluddin.En la ciudad de Damasco permaneció por espacio de 7 años. Allí fue donde vio por primera vez a su gran amigo Shamsuddin de Tabriz, envuelto en su notable y peculiar capa de fieltro negro. Shams se dirigió a él, pero Jalaluddin se apartó mezclándose con la multitud. Poco después volvió a Konya. En el año 1244 d.de C. Shamsuddin de Tabriz llegó a Konya. Este gran hombre, tras adquirir una reputación de elevada santidad en Tabriz, como discípulo de cierto hombre sagrado, un constructor de cestas, había viajado por diversos países en búsqueda de sus mejores maestros espirituales. Rogaba a Dios que pudiera serle revelado quien sería el mas oculto de los favoritos de la voluntad divina, de forma que pudiera acudir a él y aprender todavía mas sobre los misterios del amor divino. Se le indicó que el hombre que mas contaba con el favor de Dios era Jalaluddin por lo que sin pérdida de tiempo acudió a Konya.
Tras una serie de preguntas un tanto extrañas y enigmáticas por parte de Shams hacía Jalaluddin, éste se desmayó. Al recobrar la conciencia lo llevó a su hogar y estuvieron unidos meses en sagradas comunicaciones sin salir para nada de la casa.Al final los discípulos de Jalaluddin se impacientaron e hicieron ante la casa un amenazador y amenazante tumulto. Lo cierto es que Shams desapareció misteriosamente en marzo del año 1246. Desde entonces Jalaluddin adoptó como signo de duelo por su pérdida, el sombrero gris y la amplia capa que llevan desde entonces los derviches de su orden. También a tenor de la visita del Maulana (maestro) Shams, se instituyó por vez primera los servicios musicales que se observan en dicha orden, mientras realizan su peculiar danza.

Como herencia cultural ha dejado tres libros:
El Mathnawi, que es un extenso trabajo compuesto a lo largo de toda su vida. Es considerado como modelo de poesia en la literatura persa. Incluye diferentes tipos de contenido: cuentos de enseñanza, fragmentos de conversaciones con sus discípulos, interpretaciones de pasajes coránicos, indicaciones de carácter moral, alusiones metafísicas. En fin, una obra amplia y profunda, habiendo llegado incluso a denominarse el “Corán en persa”.


El Diwan, que es un poema místico amoroso, dado a luz como consecuencia de la relación que mantuvo con Shamsuddin de Tabriz. Este derviche errante abrió lo ojos a Jalaluddin al amor divino, instruyéndole en los mas profundos misterios del espíritu. Es pues todo el libro una delicada exaltación del amor cuyo fruto más elevado es el conocimiento del Amado y su fusión con El.Fihi ma Fihi, el tercero, contiene un conjunto de charlas a sus discípulos que su hijo el sultán Walad, recopiló y dio forma, donde expone sus ideas fundamentales sobre la filosofía y mística del Islam.


Moulana Jalaluddin Rumi, en su famosa obra El Masnawi, cuenta la historia de un grupo de hombres en India que nunca habían visto un elefante. El elefante era exhibido en ciudades y pueblos, y un día quedó arrinconado en el establo de un lugar donde nadie había visto jamás un animal de su aspecto. Cuatro curiosos que se enteraron de la existencia de aquella maravilla decidieron verla antes que los demás. Era ya de noche y no había luz en el establo; en completa oscuridad se acercaron al animal y empezaron a palparlo. Uno, al tocarle la trompa, se imaginó al elefante como una manguera; el segundo le tocó la oreja y lo describió como un abanico; el tercero, tocándole una pata, creyó que era una columna; el cuarto le tocó el lomo y pensó que era una especie de trono. Ninguno tuvo una idea completa de lo que es un elefante. Todo lo que dijeron sobre el elefante era falso en cuanto a su definición, pero hay que admitir que quienes le tocaron efectivamente se encontraron con el animal mismo. Jalaluddin añade: "Si hubieran tenido una vela en la mano, no habría habido tanta diferencia de opinión entre ellos".Para nosotros esta vela no es otra que la senda mística para llegar al conocimiento de la Verdad. El sufí dice que, para que el hombre sea verdadero testigo de la perfección del Absoluto, tiene que verla con la visión interior globalizante. Si comparamos el océano con la totalidad y la gota con lo parcial, según el sufí es imposible ver el océano por el ojo de la gota. Es preciso que la gota se una al océano y se convierta en océano para así poder ver el océano por el ojo del mismo océano.Maulana Jalaluddin Rumi dejó su cuerpo físico en el año 1273, en Konia (Turquía). A su entierro asistieron personas de todas las creencias, religiones y estamentos sociales y culturales. La extensión de la influencia de Rumi es incalculable, pues su persona y su pensamiento fueron universales. Todos los años el día 17 de Diciembre se celebra un festival de derviches que visitan la tumba de Maulana en Konia.Su obra, la Orden Mevlevi, a la que dio nombre, y sus escritos se han mantenido vivos hasta nuestros días y hoy son conocidos en casi todo el mundo, más de setecientos años después de su partida.


Como punto y final terminamos con una síntesis del pensamiento Mevlevi respecto al ser humano y la divinidad.“El hombre es una parte de la divinidad. O mejor, el hombre no existe: existe el alma humana. El hombre debe sacrificarse materialmente; de hecho, en todos los sistemas esotéricos o místicos hay que sacrificarse ante el Creador. Una vez cumplido este acto, ya no hay hombre, sólo hay Dios. Este es el mensaje de todo el sufismo islámico. Existen muchos poemas y alegorías que giran alrededor de esta idea: que el hombre, en último grado de su desarrollo espiritual, debe integrarse en el Alma divina. No hay más que un solo existente: Dios. No hay otro. Todo lo visible o lo invisible, toda la existencia es, de hecho, una manifestación divina. Así pues, el hombre debe volver a su origen”.
San PabloPrimer ermitaño
La vida de este santo fue escrita por el gran sabio San Jerónimo, en el año 400.
Nació hacia el año 228, en Tebaida, una región que queda junto al río Nilo en Egipto y que tenía por capital a la ciudad de Tebas.
Fue bien educado por sus padres, aprendió griego y bastante cultura egipcia. Pero a los 14 años quedó huérfano. Era bondadoso y muy piadoso. Y amaba enormemente a su religión.
En el año 250 estalló la persecución de Decio, que trataba no tanto de que los cristianos llegaran a ser mártires, sino de hacerlos renegar de su religión. Pablo se vio ante estos dos peligros: o renegar de su fe y conservar sus fincas y casas, o ser atormentado con tan diabólica astucia que lo lograran acobardar y lo hicieran pasarse al paganismo con tal de no perder sus bienes y no tener que sufrir más torturas. Como veía que muchos cristianos renegaban por miedo, y él no se sentía con la suficiente fuerza de voluntad para ser capaz de sufrir toda clase de tormentos sin renunciar a sus creencias, dispuso más bien esconderse.


Era prudente.
Pero un cuñado suyo que deseaba quedarse con sus bienes, fue y lo denunció ante las autoridades. Entonces Pablo huyó al desierto. Allá encontró unas cavernas donde varios siglos atrás los esclavos de la reina Cleopatra fabricaban monedas. Escogió por vivienda una de esas cuevas, cerca de la cual había una fuente de agua y una palmera. Las hojas de la palmera le proporcionaban vestido. Sus dátiles le servían de alimento. Y la fuente de agua le calmaba la sed.
Al principio el pensamiento de Pablo era quedarse por allí únicamente el tiempo que durará la persecución, pero luego se dio cuenta de que en la soledad del desierto podía hablar tranquilamente a Dios y escucharle tan claramente los mensajes que Él le enviaba desde el cielo, que decidió quedarse allí para siempre y no volver jamás a la ciudad donde tantos peligros había de ofender a Nuestro Señor. Se propuso ayudar al mundo no con negocios y palabras, sino con penitencias y oración por la conversión de los pecadores.


Dice San Jerónimo que cuando la palmera no tenía dátiles, cada día venía un cuervo y le traía medio pan, y con eso vivía nuestro santo ermitaño. (La Iglesia llama ermitaño al que para su vida en una "ermita", o sea en una habitación solitaria y retirada del mundo y de otras habitaciones).
Después de pasar allí en el desierto orando, ayunando, meditando, por más de setenta años seguidos, ya creía que moriría sin volver a ver rostro humano alguno, y sin ser conocido por nadie, cuando Dios dispuso cumplir aquella palabra que dijo Cristo: "Todo el que se humilla será engrandecido" y sucedió que en aquel desierto había otro ermitaño haciendo penitencia. Era San Antonio Abad. Y una vez a este santo le vino la tentación de creer que él era el ermitaño más antiguo que había en el mundo, y una noche oyó en sueños que le decían: "Hay otro penitente más antiguo que tú. Emprende el viaje y lo lograrás encontrar". Antonio madrugó a partir de viaje y después de caminar horas y horas llegó a la puerta de la cueva donde vivía Pablo. Este al oír ruido afuera creyó que era una fiera que se acercaba, y tapó la entrada con una piedra. Antonio llamó por muy largo rato suplicándole que moviera la piedra para poder saludarlo.


Al fin Pablo salió y los dos santos, sin haberse visto antes nunca, se saludaron cada uno por su respectivo nombre. Luego se arrodillaron y dieron gracias a Dios. Y en ese momento llegó el cuervo trayendo un pan entero. Entonces Pablo exclamó: "Mira cómo es Dios de bueno. Cada día me manda medio pan, pero como hoy has venido tú, el Señor me envía un pan entero."
Se pusieron a discutir quién debía partir el pan, porque este honor le correspondía al más digno. Y cada uno se creía más indigno que el otro. Al fin decidieron que lo partirían tirando cada uno de un extremo del pan. Después bajaron a la fuente y bebieron agua cristalina. Era todo el alimento que tomaban en 24 horas. Medio pan y un poco de agua. Y después de charlar de cosas espirituales, pasaron toda la noche en oración.


A la mañana siguiente Pablo anunció a Antonio que sentía que se iba a morir y le dijo: "Vete a tu monasterio y me traes el manto que San Atanasio, el gran obispo, te regaló. Quiero que me amortajen con ese manto". San Antonio se admiró de que Pablo supiera que San Atanasio le había regalado ese manto, y se fue a traerlo. Pero temía que al volver lo pudiera encontrar ya muerto.
Cuando ya venía de vuelta, contempló en una visión que el alma de Pablo subía al cielo rodeado de apóstoles y de ángeles. Y exclamó: "Pablo, Pablo, ¿por qué te fuiste sin decirme adiós?". (Después Antonio dirá a sus monjes: "Yo soy un pobre pecador, pero en el desierto conocí a uno que era tan santo como un Juan Bautista: era Pablo el ermitaño").
Cuando llegó a la cueva encontró el cadáver del santo, arrodillado, con los ojos mirando al cielo y los brazos en cruz. Parecía que estuviera rezando, pero al no oírle ni siquiera respirar, se acercó y vio que estaba muerto. Murió en la ocupación a la cual había dedicado la mayor parte de las horas de su vida: orar al Señor.
Antonio se preguntaba cómo haría para cavar una sepultura allí, si no tenía herramientas. Pero de pronto oyó que se acercaban dos leones, como con muestras de tristeza y respeto, y ellos, con sus garras cavaron una tumba entre la arena y se fueron. Y allí depositó San Antonio el cadáver de su amigo Pablo.



San Pablo murió el año 342 cuando tenía 113 años de edad y cuando llevaba 90 años orando y haciendo penitencia en el desierto por la salvación del mundo. Se le llama el primer ermitaño, por haber sido el primero que se fue a un desierto a vivir totalmente retirado del mundo, dedicado a la oración y a la meditación.
San Antonio conservó siempre con enorme respeto la vestidura de San Pablo hecha de hojas de palmera, y él mismo se revestía con ella en las grandes festividades.
San Jerónimo decía: "Si el Señor me pusiera a escoger, yo preferiría la pobre túnica de hojas de palmera con la cual se cubría Pablo el ermitaño, porque él era un santo, y no el lujoso manto con el cual se visten los reyes tan llenos de orgullo".
San Pablo el ermitaño con su vida de silencio, oración y meditación en medio del desierto, ha movido a muchos a apartarse del mundo y dedicarse con más seriedad en la soledad a buscar la satisfacción y la eterna salvación.


Oh Señor: Tu que moviste a San Pablo el primer ermitaño a dejar las vanidades del mundo e irse a la soledad del desierto a orar y meditar, concédenos también a nosotros, dedicar muchas horas en nuestra vida, apartados del bullicio mundanal, a orar, meditar y a hacer penitencia por nuestra salvación y por la conversión del mundo. Amen

lunes, 20 de octubre de 2008

El Sufismo o Tasawwuf

Qué es Tasawwuf (Sufismo)?


De una introducción realizada por MOSTAFA AL BADAWI
El Sufismo es el corazón del Islam, su aspecto más profundo y central. Es un método de realización espiritual cuyo soporte doctrinal y ritual es el del Islam. Por lo tanto no puede haber una verdadera comprensión del Islam sin al menos algún grado de comprensión del Sufismo; ni puede haber ninguna comprensión real del Sufismo separadamente del Islam. No es posible comprender Sufismo mas allá de Islam. Un Islam sin Sufismo sería un cuerpo sin un corazón, un cuerpo privado de eso que pulsa dentro suyo y lo llena de vida; mientras que un Sufismo fuera del Islam sería un corazón sin un cuerpo, un órgano privado del sostén material del que depende su propia vida. Exactamente así como el cuerpo y el corazón dependen enteramente uno del otro para sobrevivir, así es la relación mutua entre el Islam y el Sufismo. Esto está claramente demostrado por el hecho de que los más famosos Sufíes han sido típicamente acreditados eruditos ortodoxos, un patrón que se ha mantenido hasta hoy. Los esfuerzos de ciertos orientalistas para poner en duda la procedencia del Sufismo y sus intentos de atribuirle un origen foráneo al Islam son inevitables y sus motivos son obvios. Siendo incapaces o estando mal dispuestos a reconocer la verdad de que los aspectos más profundos de cualquier doctrina deben ser imposibles de aprehender desde afuera, son víctimas del espíritu de nuestros tiempos, que ha llevado a una civilización entera a afanarse bajo la ilusión de que cualquier cosa en absoluto se puede comprender leyendo acerca de ella y sometiéndola a una evaluación ‘racional’, (significando aquí ‘racional’, conformarse a las idiosincrasias y prejuicios de esa misma civilización). Menos obvios, pero también menos excusables, son los motivos de aquellos Musulmanes, que careciendo ellos mismos de toda aptitud espiritual, no pueden soportar verla en otros y proceden así a negarla y combatirla con una vehemencia sorprendente. Los primeros representan un intento por socavar el Islam desde el exterior, y los segundos, su no menos inevitable complemento, el ataque desde el interior. Ambos se sentirían mucho más cómodos con un Islam árido, unidimensional, que no requiriera de sus adherentes más que la comprensión doctrinal más superficial, y una conformidad ritual correspondientemente superficial que no permita espacio alguno para la búsqueda de la pureza interior y la iluminación. Este proceso al final no deja más que una cáscara vacía, una mera forma carente de todo significado. Ninguna de las grandes religiones se ha visto eximida de esos ataques, porque no son otra cosa más que la respuesta inevitable y por lo tanto predecible, de los mundos inferiores a la luz que desciende desde arriba.


La Manifestación de la Divinidad (mazhariat)

Como se sabe, las palabras son símbolo de los objetos, de las realidades y de los sentidos. Los sufíes opinan que el viajero, mediante la atención total y permanente en el significado y realidad de su zekr, se transforma en el mazhariat, o epifanía simbólica del mismo zekr. En otras palabras, la permanencia del zekr origina en el viajero un estado, un atributo, en armonía y reflejo del Atributo divino [del que su zekr es símbolo].
Este es el punto de vista desde el que los sufíes consideran que, en cada Profeta o Amigo de Dios, predomina un Atributo divino, y que cada uno de ellos es la epifanía y el símbolo de un Atributo divino en particular.
Por ejemplo, los sufíes ven en Moisés al símbolo del 'alwiyat (la Trascendencia Divina), porque él habló con Dios directamente sin intermediario. El atribuir este símbolo a Moisés proviene del versículo coránico, en el que Dios dice a Moisés: "No temas porque tú eres sublime" (manifestación de la Trascendencia de Dios). (Qo 20, 68)
Jesucristo es la epifanía o el símbolo de la Profecía de Dios, porque cuando estaba en la cuna dijo: "Dios me ha dado la Escritura y la investidura de Profeta". (Qo 19, 30).
Y Mohammad, es la epifanía de la Unidad y de la Perfección de Dios y, por ello, símbolo del Nombre supremo (esm-e a'zam), Nombre que abarca a todos los demás Nombres divinos. Por ello Mohammad dijo: La primera cosa que Dios creó, es mi luz.
De otra parte, cada profeta es la epifanía de uno de los Atributos divinos y todos los Atributos divinos están contenidos en el Nombre supremo. Y es precisamente esta condición omniabarcante del Nombre supremo lo que le otorga primacía sobre los demás Nombres; de ahí las palabras del Profeta: Yo era profeta cuando Adán estaba todavía entre agua y barro.


Ascetismo y abstinencia en el Sufismo
Para trabajar y atravesar la senda espiritual, el sufí necesita la fuerza necesaria que una alimentación correcta le puede proporcionar. Por ello se ha dicho: "Lo que el sufí come se transforma en cualidades espirituales y luz. Sin embargo, lo que los otros comen satisface sus apetitos y sus pasiones". Sobre este concepto Rumi escribe:
Uno come y se queda más hambriento, más vicioso,mientras que otro come y se convierte todo en luz divina.Uno come y se vuelve más impuro y distanciado,mientras que otro come y se transforma todo en luz de Dios.
Mencionamos lo anterior para aclarar que nuestra senda no se basa en prácticas ascéticas como abstenerse de comer. En nuestra escuela, al discípulo se le instruye para refrenarse de comer cuando está enfermo o dominado por impulsos indeseables. En tal caso, el maestro le ordena abstenerse de comer ciertos alimentos por algún tiempo y, a través de sus enseñanzas interiores, tratar de apaciguar sus impulsos y recobrar el equilibrio interior, para que el discípulo pueda continuar su caminar en esta senda ascendente llena de peligros. Algunos de los investigadores que se han volcado en el estudio de los principios del hinduismo, han pensado que la abstinencia y el ayuno contienen en sí la fuerza necesaria para purificar al individuo. En nuestra opinión, dentro del sufismo dichas prácticas no son suficientes para purificar las pasiones del nafs o ego. Es cierto que la abstinencia y, en general, las prácticas ascéticas, originan en la persona un cierto estado espiritual, y que en este estado, el individuo puede percibir más fácilmente las sutilezas; pero si comparamos el ego con un dragón, al que la falta de alimento ha debilitado, cuando el ayuno se deje a un lado y nuevamente se alimente al dragón abundantemente, éste seguramente se despertará y atacará con más ferocidad que antes. En el sufismo, las enseñanzas de la senda son el medio a través del cual el ego o "yo dominante" es gradualmente purificado para transformarse en el "yo purificado", y adornarse con los Atributos Divinos. Desde este punto de vista, el ascetismo y el abstenerse de los alimentos no juegan ningún papel digno de mención en la inmensa tarea de la transformación del viajero. El sufí, para transformar la concupiscencia en virtud, utiliza dos medios: la pobreza espiritual (Faqr), y la vestidura espiritual (Jerqah).



El esoterismo islamico ( Sheik Abd - Wahid Yahia, Rene Guenon)

De todas las doctrinas Tradicionales, la doctrina islámica es quizás aquella donde está marcada más netamente la distinción de dos partes complementarias la una de la otra, que uno puede designar como el exoterismo y el esoterismo. Son, siguiendo la terminología árabe, es-shariyah, es decir, literalmente la «gran ruta», común a todos, y el-haqîqah, es decir, la «verdad» interior, reservada a una elite, no en virtud de una decisión más o menos arbitraria, sino por la naturaleza misma de las cosas, porque no todos poseen las aptitudes o las «cualificaciones» requeridas para llegar a su conocimiento. Se las compara frecuentemente, para expresar su carácter respectivamente «exterior» e «interior», a la «corteza» y al «núcleo» (el-qishr wa el-lobb), o también a la circunferencia y a su centro. La shariyah comprende todo lo que el lenguaje occidental designaría como propiamente «religioso», y concretamente todo el lado social y legislativo que, en el islam, se integra esencialmente en la religión; se podría decir que la shariyah es ante todo una regla de acción, mientras que la haqîqah es conocimiento puro; pero debe entenderse bien que es este conocimiento el que da a la shariyah misma su sentido superior y profundo y su verdadera razón de ser, de suerte que, si bien todos los que participan en la Tradición no son conscientes de ello, la haqîqah es verdaderamente el principio de la misma, como el centro lo es de la circunferencia.Pero esto no es todo: Puede decirse que el esoterismo comprende no solo la haqîqah, sino también los medios destinados a llegar a ella; y el conjunto de estos medios se llama tarîqah, «vía» o «sendero» que conduce de la shariyah hasta la haqîqah. Si nos representamos la imagen simbólica de la circunferencia, la tarîqah será representada por el radio que va de ésta al centro; y vemos entonces esto: A cada punto de la circunferencia corresponde un radio, y todos los radios, que son también en multitud indefinida, finalizan igualmente en el centro. Puede decirse que estos radios son otros tantos turuq adaptados a los seres que están «situados» en los diferentes puntos de la circunferencia, según la diversidad de sus naturalezas individuales; es por lo que se dice que «las vías hacia Dios son tan numerosas como las almas de los hombres» (et-tu-ruqu ila ‘Llahi Ka-nufûsi bani Adam); así, las «vías» son múltiples, y tanto más diferentes entre ellas cuanto que se las considere más cerca del punto de partida sobre la circunferencia, pero la meta es una, ya que no hay más que un solo centro y una sola verdad. En todo rigor, las diferencias iniciales se desvanecen con la «individualidad» misma (el-inniyah, de ana, «yo»), es decir, cuando son alcanzados los estados superiores del ser y cuando los atributos (çifât) de el-abd, o de la criatura, que no son propiamente más que limitaciones, desaparecen (el-fanâ o la «extinción») para no dejar subsistir más que los de Allah (el-baqâ o la «permanencia»), siendo el ser identificado a éstos en su «personalidad» o en su «esencia» (edh-dhât).El esoterismo, considerado así como comprendiendo a la vez tarîqah y haqîqah, en tanto que medios y fin, es designado en árabe por el término general et-taçawwuf, que uno no puede traducir exactamente más que por «iniciación»; volveremos por lo demás sobre este punto después. Los occidentales han forjado el término «çufismo» para designar especialmente al esoterismo islámico (cuando es que taçawwuf puede aplicarse a toda doctrina esotérica e iniciática, en cualquier forma Tradicional a que la misma pertenezca); pero este término, además de que no es más que una denominación enteramente convencional, presenta un inconveniente bastante enojoso: Es que su terminación evoca así inevitablemente la idea de una doctrina propia a una escuela particular, cuando es que nada hay de tal en realidad, y cuando es que las escuelas no son aquí más que turuq, es decir, en suma, métodos diversos, sin que pueda haber ahí en el fondo ninguna diferencia doctrinal, ya que «la doctrina de la Unidad es única» (et-tawhîdu wâhidun). Por lo que es de la desviación de estas designaciones, las mismas vienen evidentemente del término çûfî; pero, al respecto de éste, hay lugar primeramente a precisar esto: Es que nadie puede decirse jamás çûfî, si ello no es por pura ignorancia, ya que prueba por ahí mismo que no lo es realmente, siendo esta cualidad necesariamente un «secreto» (sirr) entre el verdadero çûfî y Allah; uno puede solamente decirse mutaçcawwuf, término que se aplica a quienquiera que entra en la «vía» iniciática, y ello, a cualquier grado que haya llegado, pero el çûfî, en el verdadero sentido de esta palabra, es solamente aquel que ha alcanzado el grado supremo. Se ha pretendido asignar a la palabra çûfî orígenes muy diversos; pero esa cuestión, bajo el punto de vista en que uno se coloca lo más habitualmente, es sin duda insoluble: Diríamos de muy buena gana que la palabra en cuestión tiene demasiadas etimologías supuestas, y ni más ni menos plausibles las unas que las otras, como para tener alguna verdaderamente; en realidad, es menester ver ahí antes una denominación puramente simbólica, una especie de «cifra», si se quiere, que, como tal, no tiene necesidad de tener una derivación lingüística propiamente hablando; y este caso no es por lo demás único, sino que se los podría encontrar comparables en otras Tradiciones. En cuando a las así dichas etimologías, no son en el fondo más que similitudes fonéticas, que, por lo demás, según las leyes de un cierto simbolismo, corresponden efectivamente a relaciones entre diversas ideas que vienen a agruparse así más o menos accesoriamente alrededor del término en cuestión; pero aquí, siendo dado el carácter de la lengua árabe (carácter que le es por otra parte común con la lengua hebraica), el sentido primero y fundamental debe ser dado por los números; y, de hecho, lo que hay de particularmente sobresaliente, es que por la adición de los valores numéricos de las letras de las que está formada, la palabra çûfî tiene el mismo número que El-Hekmah el-ilahiyah, es decir, «la Sabiduría Divina». El çûfî verdadero es pues el que posee esa Sabiduría, o, en otros términos, es el-ârif bi’ Llah, es decir, «el que conoce por Dios», ya que Él no puede ser conocido más que por Él mismo; y es éste efectivamente el grado supremo y «total» en el conocimiento de la haqîqah[2].De todo lo que precede, podemos extraer algunas consecuencia importantes, y en primer lugar la de que el «çufismo» en punto ninguno es algo «sobreañadido» a la doctrina islámica, algo que hubiera venido a agregarse a la misma a destiempo y desde el exterior, sino que es al contrario una parte esencial de esa doctrina, puesto que, sin él, sería manifiestamente incompleta, e incluso incompleta por lo alto, es decir, en cuando a su principio mismo. La suposición enteramente gratuita de un origen extranjero, griego, persa o hindú, es por lo demás contradicha formalmente por el hecho de que los medios de expresión propios al esoterismo islámico están estrechamente ligados a la constitución misma de la lengua árabe; y si hay incontestablemente similitudes con las doctrinas del mismo orden que existen en otras partes, las mismas se explican de modo muy natural y sin que haya necesidad de recurrir a «préstamos» hipotéticos, pues, siendo una la verdad, todas las doctrinas Tradicionales son necesariamente idénticas en su esencia cualesquiera que sea la diversidad de las formas de que se revistan. Poco importa, por lo demás, en cuanto a esta cuestión de los orígenes que el término çûfî mismo y sus derivados (taçawwuf, mu-taçawwuf) hayan existido en la lengua desde el comienzo, o que no hayan aparecido sino en una época más o menos tardía, lo que es un gran tema de discusión entre los historiadores; ello puede bien haber existido antes que la palabra, sea bajo otra designación, sea incluso sin que se haya hecho sentir la necesidad de darle alguna. En todo caso, y esto debe bastar para zanjar la cuestión para cualquiera que no considere simplemente «lo exterior», la Tradición indica expresamente que el esoterismo, tanto como el exoterismo, procede directamente de la enseñanza misma del Profeta, y, de hecho, toda tarîqah auténtica y regular posee una silsilah o «cadena» de transmisión iniciática que se remonta siempre en definitiva a éste a través de un mayor o menor número de intermediarios. Incluso si, después, algunas turuq han «tomado en préstamo» realmente, y valdría más decir «adaptado», algunos detalles de sus métodos particulares (aunque, aquí todavía, las similitudes pueden también explicarse por la posesión de los mismos conocimientos, concretamente en lo que concierne a la «ciencia del ritmo» en sus diferentes ramas), eso no tiene más que una importancia bien secundaria y en nada afecta a lo esencial. La verdad es que el «çûfîsmo» es árabe como el Corán mismo, en el cual tiene sus principios directos; pero todavía es menester, para encontrarlos, que el Corán sea comprendido e interpretado según los haqaiq que constituyen el sentido profundo del mismo, y no solo por los simples procedimientos lingüísticos, lógicos y teológicos de los ulamâ ez-zâhir (literalmente «sabios de lo exterior») o doctores de la shariyah, cuya competencia no se extiende más que al dominio exotérico.

miércoles, 8 de octubre de 2008

Biografia de un gran ser

Helena Blavatsky hacia 1850
Blavatsky era hija del coronel de origen alemán establecido en Rusia Peter von Hahn y Helena de Fadéyev, hija de una familia noble rusa, que trabajó como novelista. Por parte materna, era nieta de la princesa Helena Dolgorukov, botánica y escritora. Después de la prematura muerte de su madre en 1842, Helena creció bajo los cuidados de sus abuelas en Sarátov, donde estaba como gobernador su abuelo. Helena mostró talento como pianista, y según testimonios de algunos contemporáneos suyos, estaba dotada de ciertos poderes psíquicos o sobrenaturales. Desde muy pronto se mostró interesada en el esoterismo, leyendo algunos obras de la biblioteca personal de su bisabuelo que había sido iniciado en la masonería a finales del siglo XVIII.
A los diecisiete años, en
1848 Helena se casó con Nikifor Vasílievich Blavatsky, vicegobernador de la provincia de Ereván, en Armenia, que tenía cuarenta años. Helena aceptó casarse para poder ganar independencia, aunque según ella nunca consumó su unión. Tras tres meses de infeliz matrimonio, ella tomó un caballo y escapó de la casa cruzando las montañas, yendo a la casa de su abuelo en Tiflis.
Según cuenta ella inició una serie de viajes por diversos países, tales como
Egipto, Turquía o Grecia, entre otros. En algunos de estos viajes, estuvo acompañada por Albert Rawson, un explorador naturalista de los Estados Unidos, también interesado en el esoterismo y que era miembro de la masonería.
Ella cuenta que con veinte años, en
1851, estaba con su padre en Londres, y que allí tuvo su primer encuentro con el que sería su maestro, que ella reconoció por sueños y visiones que tuvo durante su infancia. Este maestro sería un iniciado oriental de Rajput, Mahatma M. (o Maestro de Morya), como es conocido entre los teósofos.
Tal como ella cuenta en el mismo año, Blavatsky se embarcó para
Canadá, y más adelante viajó por varias partes de los EE. UU., México, Sudamérica y la India. Su primera tentativa para entrar en el Tíbet falló, volviendo entonces a Inglaterra, pasando de camino por Java.
En
1855 volvió a la India y tuvo suerte en su tentativa de entrar al Tíbet a través de Cachemira y Ladakh. En el Tíbet pasaría por un período del entrenamiento bajo la dirección de su maestro. En 1858, fue a Francia y Alemania, y volvió a Rusia el mismo año, pasando un corto período con su hermana Vera en Pskov. De 1860 hasta 1865 viajó y vivió en el Cáucaso, pasando por experiencias y crisis de tipo sobrenatural. Lo cual posibilitó, según ella, el poder adquirir un completo dominio de sus energías psíquicas. Partió de nuevo de Rusia en 1865, y viajó extensamente por los Balcanes, Grecia, Egipto, Siria e Italia, entre otros lugares.
En 1868 volvió a la India, via Tíbet. En este viaje, Blavatsky se encontró según cuenta, con el maestro, K.H. (o maestro Koot Hoomi) hospedándose en su residencia. Al final de 1870, volvió a
Chipre y Grecia. Tomó un barco, más tarde, hacia Egipto, en el puerto de Perea en Grecia.
La nave donde había embarcado camino de Egipto naufragó cerca de la isla de
Spetsai el 4 de julio de 1871. Tras salvarse, se dirigió a El Cairo y fundó la Sociedad Espírita, donde se propuso inicialmente fomentar los fenómenos espiritistas y mediumnicos, descritos por Allan Kardec poco antes, con el fin de introducir las enseñanzas del ocultismo y para demostrar la naturaleza máyica (es decir, ilusoria, desde una perspectiva teosófica) de tales prácticas. En las cartas escritas a sus familiares, Blavatsky estaba decepcionada con los participantes del grupo, ya que algunos simulaban ser médiums, mientras que otros eran ególatras contumaces. El grupo no duró mucho tiempo y no alcanzó los objetivos iniciales.
Después de varios viajes a través de
Oriente Medio, volvió por un corto período a Odesa, en Ucrania, en julio de 1872. Según Helena, en la primavera de 1873, su maestro le dio instrucciones de proseguir hacia París y, más adelante, a Nueva York.







Fundación de la Sociedad Teosófica y publicaciones

Sede de la Sociedad Teosófica en París
En octubre de
1874 Blavatsky conoció al coronel Henry Olcott, así como a William Quan, un joven abogado irlandés en Nueva York. La fundación de la Sociedad Teosófica se produjo el 7 de septiembre de 1875, con la participación de dieciséis teósofos: Helena Blavatsky, Henry Steel Olcott, William Quan Judge, Charles Sotheram, Dr. Charles E. Simmons, W.L. Alden, G.H. Felt, J. Hyslop, D.E. de Lara. C.C. Massey, E.D. Monachesi, Henry J. Newton, H.M. Stevens, Jonh Storer Cobb, Dr. Britten, y su esposa, sus nombres constan en las actas que elaboró el entonces secretario William Quan Judge.
En septiembre de
1875 Blavatsky publicó su primera gran obra, Isis sin velo, un libro que trata de la historia y del desarrollo de las ciencias ocultas, la naturaleza y el origen de la magia, las raíces del cristianismo, y, según la perspectiva de la autora, los fallos de la teología cristiana, y los errores establecidos en aquel entonces por la ciencia oficial. En este mismo año, a Blavatsky le fue concedida la nacionalidad estadounidense. En 1878, Blavatsky y Henry Olcott trasladaron la sede de la Sociedad Teosófica a la ciudad de Adyar, en la India. Conocieron entonces a Alfred Percy Sinnett, el editor del periódico oficial del Gobierno de la India, "The Pioneer" de Allahabad. Este contacto fue muy importante para Blavatsky y la Sociedad Teosófica.
En octubre de
1879 se inició la publicación del primer número de la revista de teosofía, que fue llamada "The Theosophist" (la cual todavía se publica), siendo Blavatsky la editora responsable. La Sociedad Teosófica creció rápidamente, teniendo como miembros a personas de gran importancia.
En
1880 Blavatsky y Olcott habían pasado algún tiempo en Ceilán (actual Sri Lanka), estadía que generó y aumentó el interés por el sistema ético del budismo esotérico del mahayana. En septiembre de este año, Blavatsky y Olcott habían visitado a Sinnett y su esposa en Simla, India.
El serio interés de Sinnett en las enseñanzas y el trabajo de la sociedad Teosófica fundada por Blavatsky se plasmó en una correspondencia entre Sinnett y Mahatma K.H.. Como fruto de esta correspondencia, Sinnett escribió "El Mundo Oculto" (
1881) y "El budismo esotérico" (1883). Ambos libros ejercieron gran influencia y lograron aumentar el interés por la teosofía en general y por la Sociedad Teosófica en particular. Las respuestas y las comunicaciones enviadas por los Mahatmas a Sinnett están contenidas en una correspondencia que duró de 1880 hasta 1885 y fueron publicadas en 1923 como las "Cartas de los Mahatmas para A.P. Sinnett". Las Cartas originales de los Mahatmas se conservan en el Museo Británico en Londres, y pueden ser vistas con un permiso especial del departamento de manuscritos raros del Museo Británico.
En mayo de
1882 Blavatsky y Olcott habían adquirido una gran propiedad en Madrás, en la India, en el barrio de Adyar, estableciendo oficialmente allí la sede internacional de la Sociedad Teosófica.

Ataques personales contra Blavatsky

Helena Blavatsky y Henry Olcott en 1888, principales fundadores de la Sociedad Teosófica
Alexis y Emma Coulomb, dos miembros del grupo de trabajo de Adyar, acusaron a Blavatsky de fraude. Ésta volvió a Adyar el 21 de diciembre de
1884 para investigar mejor la situación. Ella deseaba procesar a sus correligionarios, pero la dirección de la Sociedad Teosófica se negó. Muy decepcionada, dimitió del cargo de secretaria correspondiente en Adyar, y se marchó a Europa en 1885 para no regresar nunca más a la India.
El ataque de Coulomb, como fue probado más tarde, no tenía bases sólidas. Estuvo basado en cartas falsificadas, supuestamente escritas por Blavatsky, con instrucciones para la organización de fenómenos psíquicos fraudulentos. Una revista de misioneros cristianos en Madrás publicó la mayoría de las cartas.


La Sociedad para la Investigación Psíquica en Londres (London Society for Psychical Research) creó un comité especial para investigar a Madame Blavatsky. En diciembre de 1884, Richard Hodgson, un miembro del comité de aquella sociedad llegó a la India para investigar y para preparar el informe sobre las acusaciones de Coulomb. Basado en el informe Hodgson, el comité, en un informe final de 1885, "acusa a Madame Blavatsky como una de las impostoras más grandes de la historia". Hodgson también acusó a Blavatsky de ser una espía rusa. Este informe fue utilizado durante años como base para atacar a Madame Blavatsky y para intentar probar la inexistencia de los Maestros o Mahatmas.
En
1963, Adlai Waterman (seudónimo de Walter Carrithers, Jr.) en su obra "Obituario del informe de Hodgson sobre Madame Blavatsky", analizó y refutó las acusaciones de Hodgson. Una refutación más reciente puede hallarse en el libro de Vernon Harrison titulado "H.P. Blavatsky y la SPR: Un examen del informe de Hodgson de 1885".
Este ataque afectó gravemente a la salud de Blavatsky, que partió de la India para Europa en agosto de 1885. En
Wurzburg (Alemania), comenzó a escribir La Doctrina Secreta, que fue su obra maestra. En mayo de 1887, aceptando la invitación de teósofos de Inglaterra, se trasladó a Londres.

Trabajo, dedicación y controversias
Annie Wood Besant (1847 - 1933), discípula favorita y sucesora de Blavatsky presidiendo la Sociedad Teosófica.
Según los testigos de la época, Blavatsky trabajó incesantemente en sus proyectos, con su salud seriamente resentida. El volumen de su trabajo se puede considerar en la obra "La Doctrina Secreta". En esta incluye 2.000 citas, con indicaciones exactas de páginas y de autores, relacionando los libros que no habría podido leer, por lo menos directamente. Otro ejemplo de su trabajo y dedicación extensos es el libro Isis sin velo, con más de 1.300 páginas.
Según el crítico británico Guillermo Emmett Coleman, para escribir Isis sin velo, Blavatsky necesitaría haber estudiado 1.400
libros, lo cuál sería imposible porque viajó constantemente con una pequeña cantidad de libros en su biblioteca personal. Por otra parte, si Blavatsky había leído todos los libros (muchos disponibles solamente en algunos museos o bibliotecas distantes) de los cuales cita fragmentos literales in extenso, durante sus libros, le habría llevado varias vidas para concluir la lectura de todos ellos.
Madame Blavatsky explicó que escribió tanto Isis sin velo como La Doctrina Secreta con la ayuda de los Mahatmas, y que algunas veces le transfirieron sus conciencias a su cuerpo físico, en un proceso llamado "tulku". Blavatsky afirmaba que tal proceso no era mediúmnico, porque los
mahatmas no eran espíritus de muertos, sino seres humanos verdaderos en cuerpos físicos. Según ella, algunas descripciones y citas le fueron mostradas por ellos a través de la luz astral; otras veces, mientras dormía. Según su versión, páginas enteras fueron precipitadas en su propia letra, o las cartas de los maestros se materializaban en el papel. Estas afirmaciones contribuirían fuertemente al hecho de que Blavatsky fuera tomada como impostora.
Por otra parte, sus críticos la acusan de racismo, particularmente cuando Blavatsky menciona a algunos grupos étnicos como los aborígenes australianos por ejemplo, como pertenecientes a una raza inferior, puesto que los identifica como "un cruce atlanto-lemuriano". Con respecto a los
semitas, particularmente los árabes, dijo que eran "espiritualmente degenerados".


Sucesión y testamento
Helena Blavatsky falleció en Londres, en
1891. Su cuerpo fue cremado y un tercio de sus cenizas quedaron en Europa, un tercio en los Estados Unidos, llevadas por William Quan Judge y el tercio restante se encuentra en la sede internacional de la Sociedad Teosófica, depositadas dentro de una estatua hecha en su memoria. Después de su muerte y la de Henry Steel Olcott, la dirección de la Sociedad Teosófica fue entregada a la discípula preferida de Blavatsky, Annie Besant, y a William Quan.
En su última voluntad, Blavatsky pide a los teósofos que celebren la fecha de su muerte como el día del Loto Blanco. Atendiendo a su deseo, desde 1892, en esta fecha se reúnen los miembros de la Sociedad Teosófica alrededor del mundo en homenaje a ella.
En España, Blavatsky tuvo un discípulo y seguidor infatigable en
Mario Roso de Luna, el Mago de Logrosán, "teósofo y ateneísta".

Blavatsky fue influenciada por los siguientes escritores:
William Blake
Edward Bulwer Lytton
Helena de Fadéyev