sábado, 13 de diciembre de 2008

El Sentido de la Vida

El Sentido de la Vida
Pregunta: Vivimos, pero no sabemos por qué. Para muchísimos de nosotros, la vida parece no tener sentido alguno. ¿Puede usted decirnos cuál es el sentido y el objeto de nuestro vivir?

KRISHNAMURTI: Bueno, ¿por qué hacéis esa pregunta? ¿Por qué me pedís que os diga cuál es el sentido de la vida, el objeto de la vida? ¿Qué entendemos por vida? ¿Tiene la vida un sentido, un objeto? ¿Acaso el vivir no es en sí su propio objeto, su propio sentido? ¿Por qué queremos más?

¿Cómo estamos tan descontentos de nuestra vida, como ella es tan vacía, tan inarmónica, tan monótona� Hacer la misma cosa una y otra vez-, deseamos algo más, algo que esté más allá de lo que hacemos. Puesto que nuestra vida diaria es tan hueca, tan insípida, tan sin sentido, tan aburrida, tan intolerablemente estúpida, decimos que la vida debe tener un sentido más amplio; y es por eso que formulais esa pregunta.

No hay duda de que un hombre cuya vida es muy rica, un hombre que ve las cosas como son y está contento con lo que tiene, no está confuso; él tiene claridad, y por tanto, no pregunta cuál es el objeto de la vida. Para él, el hecho mismo de vivir es el comienzo y el fin.

Nuestra dificultad, pues, es que siendo vacía nuestra vida, deseamos hallarle un objeto y luchar por él. Tal objeto de la vida puede ser tan sólo idea, sin realidad alguna; y cuando el objeto de la vida es buscado por una mente estúpida, torpe, por un corazón vacío, ese objeto será también vacío.

Nuestro problema, por lo tanto, es cómo hacer nuestra vida rica, no de dinero y todo lo demás, sino interiormente rica, lo cual no es cosa secreta.

Cuando decís que el objeto de la vida es ser feliz, es encontrar a Dios, ese deseo de encontrar a Dios es por cierto una evasión de la vida, y vuestro Dios es simplemente una cosa conocida. Sólo podéis abriros camino hacia un objeto que conocéis; y si construís una escalera hacia eso que llamáis Dios, eso por cierto no es Dios. La realidad sólo puede comprenderse en el vivir, no en la evasión.

Cuando le buscáis un objeto a la vida, en realidad os escapáis y no comprendéis qué es la vida. La vida es relación, acción en la relación; y cuando no comprendo mis relaciones, o cuando la relación es confusa, busco un sentido más completo.

¿Por qué es tan vacía nuestra vida? ¿Por qué somos tan solitarios, tan frustrados? Porque jamás hemos mirado dentro de nosotros mismos y no nos hemos comprendido a nosotros mismos. Nunca admitimos que esta vida es todo lo que conocemos, y que por lo tanto debiera ser comprendida plena y completamente.

Preferimos huir de nosotros mismos, y es por eso que buscamos el objeto de la vida lejos de la vida de relación. Mas si empezamos a comprender la acción, -que es nuestra relación con la gente, con la propiedad, con las creencias e ideas-, entonces hallaremos que la relación trae por sí su propia recompensa.

No tenéis que buscar. Es como buscar el amor. ¿Podéis encontrar el amor buscándolo? El amor no puede ser cultivado. Sólo encontraréis el amor en la vida de relación, no fuera de ella; y es porque no tenemos amor que deseamos que la vida tenga un objeto. Cuando hay amor -que es su propia eternidad-, entonces no hay busca de Dios, porque el amor es Dios.

Es porque nuestra mente está llena de tecnicismos y supersticiosas musitaciones, que nuestra vida es tan vacía; y es por eso que buscamos un objeto más allá de nosotros mismos. Para encontrar el objeto de la vida, debemos pasar por la puerta de nosotros mismos; pero consciente o inconscientemente evitamos enfrentar las cosas como son en sí mismas, y de ese modo deseamos que Dios nos abra una puerta que esta más allá.

Esta pregunta sobre el objeto de la vida, la formula tan sólo aquel que no ama; y el amor sólo puede hallarse en la acción, que es relación.
...
“Nadie puede darles la liberación, tienen que encontrarla internamente, pero como yo la he encontrado quiero enseñarles el camino… El que ha alcanzado la liberación ha llegado a ser el Maestro, como yo mismo. Ella depende del poder de cada uno para penetrar dentro de la llama, para convertirse en la llama… Porque, estoy aquí, si me quieren llevar en el corazón, les daré la energía para alcanzarla… La liberación no es para los pocos, para los elegidos, para los selectos.” J.K. Año 1927.

viernes, 21 de noviembre de 2008

Los avatares de Buda, Jesucristo y Mahona

LOS AVATARES DE BUDA, JESUCRISTO Y MAHOMA
Se entiende por avatar la encarnación terrenal de un Dios. Más estrictamente y teniendo en cuenta el origen sánscrito de la palabra, esta encarnación esta vinculada de modo esencial a un “descendimiento” en el sentido de que los dioses descienden de sus ámbitos celestiales a los terrenales para cumplir con alguna misión que ellos mismos se imponen o que les imponen dioses de categoría superior.
Dios Vishnú tiene atribuida por la religión hindú que lo venera, diez avatares. Aunque algunas interpretaciones elevan el número a más de veinte, siendo la más aceptada la de 10 descensos, de los cuales hasta la fecha se cumplieron nueve. Los tres últimos son los más conocidos en Occidente: Rama, Krishna y Buda. Es de hacer notar que los avatares de Vishnú en el Garuda Purana son los mencionados diez descensos, mientras que la lista de Bhagavata Purana contiene veintidós. Esta distinción tiene importancia porque en mayor número de avatares caben no sólo los descensos de los dioses sino también de los llamados avatares de personajes históricos, tocados por la divinidad para fundar religiones o llevar a cabo obras virtuosas en un mundo de hombres ruines en épocas concretas del devenir histórico. Buda, el Cristo y Mahoma, son tres personajes históricos que en la tradición hindú corresponderían a la categoría de iluminados y elegidos por la divinidad para transmitir mensajes sagrados.Igual interpretación se da en el Islam dado que para esta doctrina sagrada Moisés y Jesús al igual que Mahoma son iluminados por la divinidad sin alcanzar la categoría de dioses. En estos casos el descendimiento no es tal en términos cabales, salvo que se considere un descendimiento el de la iluminación divina en la medida que participa en la tarea del personaje histórico. En el sufismo se distingue con claridad la escritura de los iluminados por la divinidad (el Corán, los Evangelios, el Bhagavad Gita), y la Revelación a un iluminado por la intermediación de un ser celestial. Así, el arcángel Gabriel (Jibril en el Islam), reveló el libro sagrado a Mahoma, del mismo modo que el propio Jesús reveló su doctrina y el Espíritu Santo inspiró a los evangelistas para que redactaran lo que Jesús había revelado, ya que de los cuatro evangelistas canónicos, sólo Mateo y Juan conocieron y siguieron a Jesús. Así, pues, los dioses “revelan” y los iluminados “son inspirados”.

EL AVATAR DE BUDA
Comenzamos por Buda sin otra razón que por haber precedido históricamente a Jesús en unos 500 años. Para ubicarnos con precisión en el budismo es necesario recordar su contexto.Entre la enorme cantidad de religiones que se practican en el hinduismo, destacan tres de ellas, que son conocidas como Trimurti, que no es para nada el equivalente a la Trinidad cristiana. Este Trimurti es en realidad las tres formas de aparición de los dioses (Devas), que encierran en sí las mayores posibilidades de actividad divina, y son: Brahma, dios de la creación; Vishnú, dios de la conservación; Shiva, dios de la transformación porque destruye y reconstruye lo destruido. Aunque a todos los Devas se les atribuyen avatares, es los del dios Vishnú los que prevalecen por sobre toda otra divinidad hindú en orden a esta cuestión antropogónica. Sus avatares son los más conocidos y venerados por los hindúes. No se debe confundir lo hindú con lo indio. India es un país donde caben una gran cantidad de religiones, mientras que el hinduismo es el grupo inmenso de religiones que practican sólo los hindúes en su país, la India.Buda es el noveno avatar de Vishnú. No es un Dios; es un hombre incrustado en un momento concreto de la historia mas, es un hombre de características muy singulares y para nada corrientes. Como hombre, de él se puede decir que espiritualmente es un iluminado; por sus conocimientos, un sabio; por su vida, un santo y por la transmisión de su verdad, un maestro. Nació príncipe y como tal fue criado por su tía y su padre al morir su madre poco después del parto. Educado lejos del sufrimiento y rodeado de manifestaciones cotidianas de placer, poder y despreocupaciones, cuando entró en contacto con el sufrimiento de su pueblo y el verdadero rostro de la vida terrenal que su padre le privaba para mantenerlo impoluto, abandonó las comodidades de la vida palaciega e intentó varios caminos de redención personal por la entrega de su vida a la pobreza, humildad y hasta el hambre que le consumía las energías arrebatadas de su carne joven. Finalmente halló su destino y se entregó a la prédica y el ejemplo.En estos aspectos se puede decir que, salvo cuestiones de detalle, todos los iluminados de la historia del planeta han enseñado los mismos principios morales que se evidencian en un lugar común que consiste en hacer el bien y rechazar el mal. La cuestión radica en averiguar qué es el bien en cada una de las religiones lo que, bien visto, no parece ser algo que genere dificultad porque el bien desde un punto de vista absoluto no puede ser otra cosa que seguir sin condiciones las instrucciones que componen el desarrollo de la moral de cada religión, lo que jamás induce al daño o a la maldad. Dejando de lado los dogmas y los rituales, los principios morales constituyen lo esencial de cada religión.Se podría decir que la vida moral de Buda no difiere de la de Jesucristo, como tampoco el modo en el que se debe plantar cara a las tentaciones del Mal (llámese demonio o simplemente el Mal). Existe, sin embargo, una diferencia notoria entre lo predicado por Buda y por Jesús.Para Buda, el recto camino prepara al hombre a la experiencia de sucesivas reencarnaciones cada vez más elevadas, colmando la sed de Dios que ansía el alma humana retrayéndola para Sí. Una vida inclinada al mal, condena a su alma a una reencarnación de cualidades inferiores e incluso, en animales de gradación distinta según haya sido el modo de imperfección de esa vida. Así, no solamente se puede reencarnar en un hombre de cualidades menores (casta social inferior), sino en animales, llegando hasta la más humillante reencarnación: en un gusano, por ejemplo.Las almas puras, aquellas que luego de muchas reencarnaciones ya no pueden aspirar a más, logran acceder al Nirvana, un estado superior donde el alma pura o purificada por las sucesivas reencarnaciones, se aleja de toda agitación, que es lo que significa Nirvana. Sin ansias terrenales, sin ambiciones ni ataduras, el alma pura obtiene la fuerza natural para ascender a tales estados superiores que no es otra cosa que la fusión con el Absoluto. La base del budismo desde el punto de vista de la salvación consiste en una peregrinación del alma que transmigra de un cuerpo a otro después de cada muerte, hasta que llega un momento en que esa alma está ya en condiciones de acceder al Nirvana.La salvación del alma en el budismo se basa en la teoría de la reencarnación, que a diferencia de lo que se cree en Occidente, no está admitida por el hinduismo, salvo pequeños grupos religiosos que son considerados como heterodoxos y carecen del respaldo mayoritario del pueblo que profesa alguna de las religiones hindúes. Los expertos hinduistas así lo afirman con toda claridad. Ésta es una cuestión en la que no queremos insistir pues lo tenemos explicado en un estudio anterior “Lo que se va y lo que regresa después de la muerte” en Revista Hermética, nº 34, marzo de 2007. Allí recordamos las razones fundamentales por las que resulta intelectualmente un absurdo el sostener la teoría de la reencarnación porque lo que constituye el “atman” de cada ser humano, lo que se podría identificar con la expresión “la personalidad” de cada cual, es propia e intransferible de cada ser humano y por ello, del todo imposible que se introduzca después de la muerte de los componentes terrenales de otro cuerpo y otra psique, para que esa alma siga peregrinando de uno a otro ser. Si no hay dos seres humanos idénticos en la creación, ¿cómo se puede pensar que el alma de cada uno de tales entes pueda ocupar un sitio distinto de lo que fuera su existencia terrenal?Esta teoría, lo que viene a enseñar es que lo que cuenta no es la persona sino su componente intangible (el alma), que no le pertenece porque su destino es viajar de cuerpo en cuerpo hasta lograr las cualidades precisas para acceder al Nirvana. El ser humano, histórico y terrenal carece de toda importancia en el budismo, por constituir una herramienta de las almas que peregrinan constantemente en busca de su destino final y que hasta que acceden al Nirvana, a nadie pertenece en realidad.Tampoco es admisible la reencarnación porque supone que un ser informado como es el alma, tras la muerte asciende a estados superiores del Ser para luego descender al introducirse en otro cuerpo que acaba de nacer o en el preciso instante del nacimiento, que al fin de cuentas es lo mismo. En este sentido, lo espiritual en ascenso no puede descender. El movimiento es inverso: lo que está debajo puede ascender a un estado superior según las circunstancias mas, descender de lo superior a lo inferior es un absurdo que contraría las reglas de la sabiduría trascendental, salvo al caso de los avatares de los Devas (dioses). Y por ello mismo, la reencarnación en animales es un despropósito que violenta las normas racionales de la naturaleza. En fin, este es un asunto que ya está debidamente aclarado desde siempre por los expertos en hinduismo y no dedicaremos más tiempo en ello. Esto no quiere decir que al margen de las reprobaciones que el rigor del intelecto pueda hacer a esta teoría absurda de la reencarnación, no respetemos las creencias de quienes se afirman en ella para enderezar sus vidas y orientarlas por la senda del bien propio y el social basado en la caridad, la comprensión y la solidaridad. Lo que hicimos no llevaba otro propósito que dejar atrás algunos de los mitos occidentales de tradiciones orientales, creados a consecuencia de una deficiente información.Lo que debe saberse en Occidente es que el budismo es una más de las tantas religiones insertas en la noción de hinduismo y que curiosamente, tiene más seguidores en Occidente que en Oriente. Según parece, basa toda su atracción en el encantamiento que produce la teoría de la reencarnación. Es una religión nacida en Lumbini, una región de Nepal lindante con la India y actualmente practicada en la isla de Java, Tailandia, Laos y Camboya y grupúsculos en otros países asiáticos, con escasa propagación en la India.Se diferencia del cristianismo porque éste se sustenta en la resurrección que, según veremos más adelante, se fundamenta en principios para nada similares a la reencarnación.La otra diferencia viene dada por el destino final de las almas. El acceso al Nirvana es la fusión del alma humana con el Absoluto en la Eternidad, mientras que para los cristianos, morir en estado de gracia equivale a sobrevolar el infierno y el purgatorio para lograr una estancia provisional del alma en el cielo donde habita Dios-Padre, Dios-Hijo y Dios-Espíritu Santo, con la debida aclaración que tras la muerte, conforme al budismo, el alma humana que pasó por varios cuerpos humanos y desarrolló varias vidas, no recibe premio o castigo porque el premio o castigo lo recibe tras cada una de las muertes que padece esa alma, de suerte que una vez concluida la peregrinación, el ascenso al Nirvana como premio mayor no lo recibe el ser humano sino cada alma migratoria, sin ostentar ninguna clase de individualización, porque la personalidad de cada ser humano que contribuyó a la perfección de cada alma, no asciende al Absoluto. El ser individual, según ya lo apuntamos en líneas anteriores, no cuenta para el budismo, salvo para ser utilizado como instrumento del perfeccionamiento de las almas que buscan con afán su celestial destino final.En el cristianismo, es precisamente el alma quien obtiene premio o castigo y accede al Cielo con su personalidad que le es propia e intransferible, o al purgatorio o al infierno, según haya sido la manera de transitar por los espinosos caminos de la vida terrenal.

EL AVATAR DE JESUCRISTO
El nacimiento de Jesús en su condición de Hijo de Dios-Padre se produce a causa de una concepción de mujer virgen con la voluntad divina, similar al caso de Buda, cuya madre concibió de una divinidad, no obstante algunas versiones míticas que aseguran que concibió de un elefante blanco con seis colmillos lo que, sin duda, se trata de un simbolismo que los intérpretes exotéricos, otorgando a cada palabra de un texto sagrado un único significado semántico, obvian la interpretación esotérica que rastrea la verdad en las profundidades del símbolo. En cualquier caso, ante episodios al margen de las leyes de la naturaleza sólo cabe, en principio, optar entre la evidencia de milagros en tanto que hechos extraordinarios o la presencia de mensajes sagrados que deben ser desvelados haciendo un buen uso del método más adecuado para descifrar el mensaje simbólico del texto.El descendimiento de Jesús es para la concepción hindú un avatar de grado segundo; es decir, la de un iluminado. Para el cristianismo, obviamente, de lo que se trata es de un descendimiento de primer grado o sea, la de un Dios. Ello lleva la consecuencia de que Buda, una vez que a los ochenta años muere, debe ser enterrado como todo mortal, mientras que Jesús, siguiendo con la tradición bíblica del pueblo judío, una vez muerto es depositado en una cueva cerrada para que descienda a los infiernos y al tercer día resucite de entre los muertos según el judaísmo, creencia que adopta para sí la doctrina cristiana, según constaba en el Credo, antes de ser modificado. En el judaísmo, en el estado póstumo se abandona para siempre el mundo de los vivos y el espíritu se deja llevar por el barquero que rema sobre las aguas procelosas de la muerte hacia su destino final.La resurrección de Jesús constituye una sustancial renovación de los dogmas hebreos ya que posibilita al final de los tiempos que el alma inmortal que aguarda en el infierno, en el purgatorio o en el cielo, afronte el juicio final tras el que recuperará su cuerpo uniendo todos los componentes del ser humano que un día fue un ente terrenal. Esta promesa que se hizo realidad en Jesús y poco tiempo después a los ojos de sus discípulos, es la ilusión que siembra el cristianismo en todos sus feligreses, quienes mantienen la fe en una muerte que no acaba con todo sino que abre las puertas a una esperanza de vida eterna en el Paraíso; esa Jerusalén Celeste, prometida en los textos sagrados y de la que hablaba el profeta Ezequiel para los judíos, y el evangelista Juan para los cristianos. No es éste el momento apropiado para explicar el significado de la resurrección de Jesús en cuerpo y alma o, dicho de otro modo, el significado de ese simbolismo que es en realidad más esplendoroso que lo que explican las palabras descarnadas del texto sagrado. Pues, habría que preguntar: ¿por qué razón Jesús resucita y asciende a los cielos en cuerpo y alma, cuando a los mortales se les asegura que esa comunión de todos los componentes de una persona se llevará a cabo el día del juicio final? Tal vez consista esa respuesta en lo auténticamente esencial del dogma cristiano.La resurrección es una teoría que ofrece menos resistencia al entendimiento recto que la reencarnación, porque mantiene sin reservas la identidad de cada ser humano a través de la perdurabilidad del alma que espera la resurrección del que fue su cuerpo. Porque lo que resucita no es el alma que es inmortal y por lo tanto indestructible, sino que es el cuerpo corrompible el que es premiado con la resurrección a la hora del advenimiento del Paráclito. A diferencia de la reencarnación, la resurrección se aleja del absurdo de un alma peregrina que retorna desde los estados superiores del ser a los estados inferiores, con la misión cosmogónica de completar su perfeccionamiento que la conduzca rectamente al Nirvarna.Otro aspecto a destacar es que la resurrección no rebaja las cualidades del alma haciéndola retornar de los estados superiores a los inferiores del ser, porque es una entidad espiritual que se mantiene aquietada en la indiferenciación, a la espera de ese juicio final que la situará definitivamente en su destino eterno que es el Paraíso para las que merecen premio o la condenación eterna para las almas depravadas. No hay, pues, contradicción alguna en las notas esenciales de la teoría de la resurrección, desde el punto de vista de las exigencias metafísicas.Finalmente, la misión de Buda no fue la de salvar almas, porque en el budismo esa es una tarea propiamente personal; de ahí que la tarea del Buda Gautama (en sánscrito) o Gotama (en pali), fue y sigue siendo la de encender en las almas de los hombres la necesidad de buscar por medio de la meditación una aproximación al Absoluto, dando consejos e instrucciones de cómo hacerlo. Cada cual ha de tratar, dentro de sus posibilidades espirituales y devoción, el logro del dominio de la filosofía del despertar, que es la consecución en plena vida, de la fusión del alma con el Absoluto para ser Uno con Él. Logrado este propósito, ese ser humano recorre a su muerte el sendero del humo hacia los ámbitos celestiales, penetrando al Nirvana, carente su alma de agitaciones y deseos mundanales. La misión de Jesucristo fue otra muy distinta, pues consistió en redimir a los pecadores predicando una moral que les posibilite entrar al reino de los cielos. Sólo un Dios puede tanto, lo que a Buda le estaba vedado por su sola condición de iluminado.A fin de cuentas, ambas religiones tienen en común ese estado de fusión del alma de los mortales con el Absoluto o Dios. En la metafísica hindú no es extraño hallar esta aseveración. Tampoco en el cristianismo, aunque en menor medida. San Pablo, verdadero creador de la doctrina sagrada llamada cristianismo, explica en Corintios I, 6, 17 que quien está unido con el Señor, es con Él un mismo espíritu.Debemos aclarar que la metafísica hindú, que impregna a todas las religiones del hinduismo incluyendo a la heterodoxia budista, está asentada en el movimiento cíclico de los tiempos históricos, lo que no cabe en una doctrina como el cristianismo (tampoco en el judaísmo y el islamismo) que al basar la salvación de las almas en la redención y someterlas a un juicio final, el tiempo histórico ha de tener un principio (la creación) y una conclusión (el juicio final) con el advenimiento del Paráclito, de lo que resulta que en estas doctrinas sagradas el tiempo histórico no es cíclico sino lineal.

EL AVATAR DE MAHOMA
El profeta Mahoma fue un iluminado por la divinidad para recibir por mediación del arcángel Jabril la palabra sagrada recogida en un solo texto con el nombre de Corán. Su misión, no obstante, no concluyó con este importante episodio pues para consolidar la fe islámica fue preciso combatir con la palabra y la cimitarra contra los infieles.A propósito de ello, conviene recordar algo que los que están fuera del Islam e incluso algunos islamistas por necesidades políticas suelen encubrir y es que el Profeta dijo un día al regresar de un batalla contra los infieles: “Volvemos de la pequeña Guerra Santa a la Gran Guerra Santa”. Y cuando le preguntaron cuál es la Gran Guerra Santa, respondió: “La guerra contra el alma”. La guerra contra los infieles no es más que episodios bélicos necesarios, cubiertos de virtud por la condición previa de ser provocados por el infiel; sólo en ese caso debe el musulmán responder a la violencia con violencia, y como es una cuestión de hecho, son los imanes, ayatolahs y mulás quienes están encargados de determinar cuándo se ha producido una provocación, lo que convierte a la explicación del Profeta en una serie constante de confusiones. Lo que resulta inalterable es que la Jihad islámica es pequeña si se trata de combatir al infiel, y es la Gran Jihad cuando se combate el alma, es decir, la guerra interna que se produce en el alma de todo musulmán combatiendo contra los elementos no musulmanes que pueden aparecer en su corazón turbando las esencias de la sumisión a Allah.También es debido a Mahoma el consagrar de modo incontrastable la cabeza del Islam en la persona de Ismael, primogénito del Patriarca Abraham y su esclava egipia de nombre Agar. Nacido trece años más tarde el hijo legítimo de Abraham y Sarah, a quien llamaron Isaac, a instancias de Sarah que temía por el futuro de su hijo y la sucesión, logró que Abraham desterrara a Agar y a su hijo Ismael, quienes vagaron por el desierto siendo finalmente asistidos por la gracia de Dios, quien prometió a Ismael lo mismo que a Isaac; esto es, que su simiente se propagaría tanto como los granos de arena del desierto, forjando una gran nación (Génesis, 21, 8-21). Isaac es por lo tanto, la fuente del judaísmo, mientras que Ismael lo es del islamismo. Lo que no podrán esconder jamás es que los unos y los otros son miembros de una misma raza, la semita y sus rasgos en líneas generales son semejantes: piel oscura sensiblemente aceitunada, ojos oscuros y vivaces, pelo ensortijado y renegrido, no muy altos y circuncidados, dado que Ismael fue bautizado con los cánones judíos a los trece años, cuando se forjó la nueva alianza entre el pueblo judío en la persona de Abraham, y El Innombrable.Mahoma como Profeta que fue, murió como mueren todos los seres terrenales y fue enterrado, no sin antes dejar descendencia, que terminó encarada contra sí misma al punto de producir un cisma insoluble dando paso a dos grades corrientes: la de los suníes (dominada por las jerarquías sacerdotales) y la de los chiíes, seguidores de Alí, el yerno de Mahoma. Como es de rigor, con el tiempo surgieron divisiones y subdivisiones, aunque ninguna tan importante como las dos primeras.El avatar de Mahoma ha servido para reunir en su seno a una inmensa mayoría de desprotegidos de la Tierra. Con excepción de sus líderes religiosos y políticos que se adueñaron de las materias primas de la tierra que pisan, el pueblo auténticamente musulmán sigue sumido en la pobreza y con un fervor religioso cada día mayor.Tiene el Islam el privilegio de ser la religión basada en la última Revelación divina a través de Jabril, el intérprete del pensamiento de Allah, quien tradujo la Revelación al “lenguaje de los pájaros”, llamado también “lenguaje celestial”. Así surgió el Corán, libro sagrado donde los haya, que habiendo sido revelado después de la Torah judía y el Evangelio cristiano (los cuatro son en realidad uno solo), se ha servido de esas dos revelaciones anteriores para unificar la palabra de Dios Uno, en el contexto de una Única Sabiduría, lo que el libro sagrado del Islam lo explica con bellísimas palabras: “Hemos dado a cada cual una ley y una norma. Si Dios hubiese querido habría hecho de vosotros una sola comunidad. Pero, ha querido probaros con el don que os ha hecho. Intentad superaros unos a otros en buenas acciones. Para todos el retorno será hacia Dios. Él os aclarará entonces, la causa de vuestras divergencias” (Corán V, .El Islam como el cristianismo se afirman en la resurrección; unos hablan de los jardines de Allah y otros del Paraíso celestial (la Jerusalén Celeste). Como quiera que se trata prácticamente de lo mismo, se apartan de la tradición hindú rechazando toda idea de colectivismo para consagrar la fuerza cosmogónica de cada ente superior de la creación; esto es, el hombre, en el que el alma es un leve rostro de la Eternidad, que se evidencia con el dogma de la reunión de lo terrenal con lo celestial, de lo histórico con lo inmortal y, en palabras académicas, de lo físico con lo metafísico.El arcángel Jabril le dicta a Mahoma el Corán, y puede recibir estas palabras porque es un iluminado que conoce el lenguaje de los pájaros. Debe luchar contra los infieles en defensa de esta doctrina sagrada. Jesucristo revela con su voz su doctrina, y es puesta a conocimiento de toda la gente mediante los inspirados evangelistas. Jesús no libra batalla como Mahoma; su “batalla” es desafiar a Roma y al Sanedrín para terminar crucificado. Buda, muy al estilo hindú, pregona el bien y enseña como iluminado que es, la doctrina íntima del despertar, para salvación de las almas reencarnables.

viernes, 14 de noviembre de 2008

San Francisco de Asis


Nacimiento (enero-febrero 1182)
Francisco nació en Asís, ciudad umbra del centro de Italia, en ausencia del padre, Pedro de Bernardone, rico importador de tejidos franceses de calidad, que luego vendía en los mercados de la región. Su madre, madonna Pica, lo bautizó con el nombre de Juan, pero su padre, al volver, empezó a llamarlo "Francesco" (francés). El mísmo día de su nacimiento un peregrino llamó a la puerta de
su casa y recibió de Pica una generosa limosna. Entonces él, agradecido, bendijo al pequeño, anunciando que sería uno de los hombres más buenos del mundo.
Educación y carácter (1196-1198)
El niño recibió de su madre una buena educación. Fue a la escuela de su parroquia, San Jorge, y a los 14 años empezó a trabajar en
la tienda del padre, demostrando ser un hábil comerciante. El estudio grafológico de su escritura nos revela a un hombre con alma de artista, creativo, voluntarioso, altruista al máximo y con tendencia a imponerse sobre los demás. Los biógrafos lo describen como un joven alegre y expansivo por naturaleza, con talla de líder entre los amigos. Tenía buenos sentimientos y, más que generoso, era derrochador, y muy vanidoso. Le gustaban las canciones de moda y vestir a la última. Él mismo se diseñaba la ropa. La madre, recordando tal vez las palabras del peregrino, salía al paso de los comentarios de las vecinas diciendo: "algún día lo veréis hijo de Dios". Un hombre muy simple de Asís, que al parecer presenció también la escena del peregrino-, a veces extendía la capa a su paso, anunciándole gloria y proezas.

Prisión y enfermedad de un joven soñador (1198-1204)
Asís, perteneciente desde hacía siglos al ducado longobardo de Espoleto, en 1198 pasó a depender del papa Inocencio III, ocasión que los asisanos aprovecharon para proclamar un régimen autónomo, el Comune o Comunidad, destruyendo la fortaleza de la Roca, símbolo del poder imperial, y las casas-torres de los señores feudales, y reconstruyendo de prisa las murallas de la ciudad.

Los nobles que no aceptaron el nuevo régimen tuvieron que emigrar a la cercana Perusa, secular enemiga de Asís. Entre ellos iba la familia de Clara de Favarone, que tenía apenas 8 años, mientras Francisco, con 19, se alistaba en el ejército asisano para defender los límites entre ambas ciudades. En noviembre de 1201 el ejército asisano fue derrotado en Ponte San Giovanni, junto a Collestrada, y Francisco permaneció un año prisionero en Perusa, antes de que un acuerdo de paz le permitiera regresar a su casa. Mas no por eso se desanimaba. A los compañeros de prisión, que le reprochaban su incurable optimismo, les replicaba: "Algún día me veréis honrados por el mundo entero".

Al volver de Perusa cayó gravemente enfermo. Cuando pudo levantarse y dar los primeros pasos con ayuda de un bastón, se asomó con ansia a contemplar la inmensa llanura asisana, pero notó con asombro que las cosas ya no eran como antes. Estaba madurando.

El sueño de las armas y la voz de Espoleto (verano, 1205)
El 15 de junio moria en Salerno el conde Juan de Brienne, luchando por los intereses del Papa y del pequeño emperador Federico II, que su padre Enrique VI había encomendado al pontífice antes de morir. Su lugar fue ocupado por el conde de Lecce Gentil de la Paleara, que combatía en Puglia. Éste buscó enseguida refuerzos en el valle de Espoleto, y un noble de Asís quiso responder con un pequeño contingente, al que Francisco quería agregarse. Convencido de que llegaría a ser un gran príncipe, estaba dispuesto a todo.

Una noche soñó con un palacio lleno de riquezas, armas y trofeos de guerra y una bella esposa. Una voz le decía que todo sería suyo y de su ejército, si luchaba bajo el estandarte de la cruz. Tomándolo como un presagio, contrató un escudero y se encaminó hacia la Puglia, mas, al llegar a Espoleto, la voz le salió al paso de nuevo: "¿A dónde vas, Francisco?", le decía; y él, comprendiendo por fin quién era el que le hablaba, respondió: ¿Señor, qué quieres que haga?". La respuesta fue: "Vuelve a Asís, porque el sueño tienes que interpretarlo de otro modo. Yo te diré lo que tienes que hacer".

Una dulzura interior (verano-otoño, 1205)
Francisco ya no era el mismo. Seguía haciendo vida normal, pero algo lo atraía interiormente. Un día sus amigos lo nombraron, "jefe de cuadrilla". Según costumbre debía pagarles un banquete. Lo nombraban a él casi siempre, porque sabían que no reparaba en gastos. Pero esa noche, cuando, comidos y bebidos, recorrían cantando las calles y plazas de la ciudad, algo lo dejó absorto y clavado en el sitio. Los compañeros. se asustaron al verlo tan inmóvil. Cuando volvió en sí, alguno dijo, bromeando: "¿En qué pensabas Francisco? ¿En casarte?"; a lo que él replicó, con tono misterioso: "Sí, con la mujer más hermosa que os podáis imaginar". Arrebatos de este tipo se le repetirán en más ocasiones.

Interés por los pobres (verano-otoño, 1205)
Francisco, siempre generoso con los pobres, ahora lo era mucho más. Un día despidió de la tienda a un mendigo con malos modos, pero enseguida se dijo: "Si te hubiese pedido algo en nombre de un gran señor se lo habrías dado. ¡Cuánto más deberías darle, si te lo pidió en el nombre del Señor de señores!" Y se comprometió a no negar nunca más una limosna a quien se la pidiera por el amor de Dios. Si no llevaba dinero, les daba el cinto, la gorra o la camisa. En casa, a la hora de comer, cortaba más pan del necesario, con la esperanza de que algún pobre llamara a la puerta para darle un trozo. La madre lo observaba y meditaba en silencio ese cambio tan repentino, sabiendo que antes sólo vivía pendiente de que los amigos vinieran a buscarlo, para irse con ellos. Y no eran sólo los pobres, también le atraía la pobreza. En cierta ocasión peregrinó a Roma y, después de echar una generosa limosna en el cepillo del altar de San Pedro, cambió sus ropas por las de un pordiosero y se puso pedir en francés -que no lo dominaba bien- tal vez para pasar inadvertido.

Busca lugares solitarios para orar (verano-otoño, 1205)
En sus ratos libres se retiraba a orar en lugares solitarios. A veces iba a una cueva o "cripta" que, según la tradición, estaba en las inmediaciones de la iglesia de Santa María la Mayor o del Obispado, no lejos de su casa. Al amigo que lo acompañaba le explicaba, con mucho misterio, que había descubierto un tesoro, en alusión, sin duda, al tesoro escondido del reino por el cual, según la parábola de Jesús, un rico comerciante es capaz de venderlo todo. Allí, en lo secreto, oraba con ansia, pidiendo al Señor le revelase su voluntad, pero también tuvo que hacer frente a sus propios miedos, ya que temía que por ese camino podría terminar igual que una pobre paisana suya, horriblemente deforme. Sería lo peor que podría ocurrirle a un joven como él, sensible, delicado, cuidadoso de su imagen y amante de todo lo bello.

Encuentro con el leproso (otoño, 1205)
Lo que más le repugnaba a Francisco era ver leprosos. No los soportaba ni de lejos; pero un día le reveló el Señor que, si quería conocer su voluntad, tenía que cambiar, hasta el punto que lo amargo se le volviera dulce y lo dulce amargo. Al día siguiente se le cruzó un leproso en el camino, y quiso hacer la prueba: bajó del caballo, le besó la mano y le dio una limosna. Tuvo que hacer un terrible esfuerzo, mas luego experimentó tal dulzura, que desde entonces empezó a frecuentar la leprosería, para dar limosna a los enfermos y curar sus llagas purulentas.

San Damián: "Repara mi Iglesia" (noviembre-diciembre, 1205)
Un día salió a dar un paseo y entró a rezar en la vieja iglesia de San Damián, fuera de Asís. Y, mientras rezaba delante del Crucifijo puesto sobre el altar, tuvo una visión de Cristo crucificado que le traspasó el corazón, hasta el punto de que ya no podía traer a la memoria la pasión del Señor sin que se le saltaran las lágrimas. Y sintió que el Señor le decía: "Francisco, repara mi iglesia; ¿no ves que se hunde?".

El Señor se refería a la Iglesia de los creyentes, amenazada, como siempre, por mil peligros, mas él entendió que se refería a San Damián y, como era rico, pensó que era cuestión de dinero. Se fue a la tienda de su padre, cargó el caballo con las mejores telas y se fue a venderlas al mercado de Foliño. Al regreso entregó el dinero a messer Pedro, el cura de San Damián, más éste no quiso aceptar, temiendo que fuese una burla, y por miedo a sus padres. Entonces Francisco decidió quedarse allí, y reparar él personalmente la iglesia y ayudar a los pobres, según sus planes.

Renuncia a todos sus bienes (invierno, 1205-1206)
La brusca reacción de Pietro Bernardoni al saber lo ocurrido obligó al hijo a permanecer escondido más de un mes en un sótano, atendido en secreto por alguien de su casa. Allí lloraba y rezaba, pidiendo al Señor verse libre de las iras del padre; hasta que, un día, experimentó tal dulzura, que no dudó en salir a la luz y exponerse a las burlas de sus paisanos, que lo tomaban por loco, y a la violenta furia del padre, que lo encerró sin contemplaciones en un cuarto oscuro de su casa. Pero la madre, viendo que nada podía hacer entrar en razón a Francisco, aprovechó una de las ausencias del marido para dejarlo libre. Cuando el padre regresó, viendo que no sólo se mantenía en su propósito, sino que además le hacía frente, lo denunció a los cónsules de la ciudad, con intención de desheredarlo y desterrarlo; mas Francisco se negó a comparecer, alegando su propósito de consagrarse al Señor. Entonces Pedro Bernardoni trasladó la denuncia al obispo y éste citó a ambos a juicio y logró convencer al hijo para que devolviera el dinero, animándolo a comportarse como un hombre y a confiar en el Señor, que ya le daría los medios para reparar la iglesia. Dicho y hecho: Francisco entró en la antecámara del obispo, se quitó toda la ropa, la dobló cuidadosamente y puso encima el dinero; luego salió fuera y, ante el asombro de todos, devolvió todo a su padre, diciendo: "Ya no diré más padre mío Pedro de Bernardone, sino, solamente, Padre nuestro que estás en los cielos".

El obispo, que lo había cubierto inmediatamente con su capa, pues era pleno invierno, trataba de descifrar el significado de todo aquello, que no era sino la consagración improvisada y atípica de un penitente. Poco después le dejaron la túnica corta del hortelano del obispado, y así, desnudo, como explica San Buenaventura, se dispuso a seguir a Cristo pobre y desnudo, en una nueva vida radicalmente distinta a la anterior. El padre se marchó furioso a su casa, dejando al hijo sin nada y a los testigos de la escena indignados y llorando de compasión. No se sabe cuando murió, pero es seguro que fue antes de mayo de 1215, fecha en que al hermano de Francisco, en un acto notarial, lo llaman Ángel "de Pica", y no "de Pedro Bernardoni".

Sai Baba

"Yo he venido a encender la lámpara del Amor en vuestros corazones, para ver que ella brille día a día con más esplendor. No he venido en beneficio de ninguna religión exclusiva. No he venido en ninguna misión de publicidad para cualquier sector o credo o causa; ni he venido a reunir seguidores para doctrina alguna. No tengo planes para atraer discípulos o devotos hacia mi rebaño o hacia algún otro rebaño. He venido a hablarles sobre esta fe unitaria, este principio espiritual, este camino de Amor, esta virtud de Amor, este deber de Amor, esta obligación de Amar."

Sathya Sai Baba
Sathya Sai Baba es un líder espiritual altamente reverenciado y maestro mundial, cuya vida y mensaje están inspirando a millones de personas a través del mundo para que se tornen hacia Dios y para que lleven vidas más llenas de propósito y de moralidad. Sus enseñanzas universales y sin tiempo, unidas a la manera en que él guía su propia vida, están atrayendo a buscadores de la Verdad de todas las religiones del mundo. Sin embargo, él no está buscando iniciar una nueva religión. Ni desea dirigir a sus seguidores a ninguna religión particular. Antes bien, nos urge a continuar en la religión de nuestra elección y/o en la cual nos han educado.

Sathya Sai Baba nació en Puttaparthi, India, un 23 de noviembre de 1926 y declaró públicamente su misión en 1940, a la edad de 14 años. Desde entonces, ha exhibido diariamente en términos prácticos y concretos los más altos ideales de verdad, conducta recta, paz, amor y no violencia. Ha declarado a menudo, "Mi vida es mi mensaje". Cada día, cientos de peregrinos hacen su camino hacia la pequeña aldea en el sur de la India donde se encuentra el ashram (centro espiritual) de Sathya Sai Baba. No sólo provienen de India sino también virtualmente de cada país del mundo. A través de los años, los seguidores se han organizado para fomentar la construcción de una variedad de edificios y comodidades para albergar y recibir al siempre creciente número de visitantes. El nombre del ashram de Sathya Sai Baba es Prasanthi Nilayam, que significa "morada de la paz suprema".

Sathya Sai Baba interactúa con toda la gente en una relación de corazón a corazón. No hay intermediarios entre él y aquellos que anhelan conocer y experimentar a Dios. Cada día durante más de 50 años, Sathya Sai Baba camina entre los peregrinos espirituales que se reúnen alrededor de él en número creciente, y habla con ellos. El ofrece solaz e inspiración a todos los sinceros buscadores de la verdad.

Educación:
Sathya Sai Baba confiere gran importancia a una apropiada educación para los jóvenes. Los padres y líderes de la comunidad son urgidos a preocuparse por las experiencias tanto formales como informales a las cuales sus niños y jóvenes son expuestos.
Ha establecido un sistema educativo modelo, que incluye escuelas primarias, secundarias, y una acreditada universidad con tres campus, que ofrece títulos pre-graduatorios, Maestrías y Doctorados. Los estudiantes no deben pagar por esta educación, y la admisión está abierta a todos, sin importar raza, religión o condición económica.

Además de enfatizar el objetivo de una excelencia académica, el sistema Sathya Sai Baba de "educación integral" está diseñado para fomentar la auto-disciplina y una conducta proclive a lo social. Se requiere a los estudiantes el tomar cursos de moralidad y espiritualidad y dedicar varias horas cada semana a alguna forma de servicio comunitario. Sathya Sai Baba dice que "el fin de la educación es el carácter".

Salud:
Sathya Sai Baba ha construido un hospital ultra-moderno con 300 camas cerca de la universidad y el ashram. Allí se realizan rutinariamente operaciones altamente especializadas, incluyendo aquellas a corazón abierto y transplantes de riñón. El paciente es atendido en forma absolutamente gratuita tanto por los servicios profesionales como hospitalarios. Motivados por el deseo de servir a la humanidad, doctores, enfermeras y trabajadores del hospital prestan un cuidado extraordinario, compasivo y amoroso a todos los pacientes.

Servicio a los necesitados:

Recientemente, Sathya Sai Baba inició un proyecto para proveer un adecuado suministro de agua pura a 1.5 millones de habitantes del Estado de Andra Pradesh (India) que vivían en condiciones de enorme sequía. El Primer Ministro de India viajó a Prashanti Nilayam (el ashram de Sathya Sai Baba) para inaugurar el proyecto. Sathya Sai Baba demuestra que es deber de la sociedad el asegurar que todas las personas tengan acceso a los requerimientos básicos para sustentar la vida humana.
Sathya Sai Baba ha dado su vida, desinteresada y magnánimamente, al servicio de la humanidad.


"Hay una sola religión, la religión del amor;
hay una sola casta, la casta de la humanidad;
hay un solo lenguaje, el lenguaje del corazón;
hay un solo Dios, y es Omnipresente"







viernes, 7 de noviembre de 2008

El Budismo Kadampa y su protector del Dharma


El budismo kadampa es una tradición de budismo mahayana fundada por el gran maestro indio Atisha (982-1054).
Ka se refiere a todas las enseñanzas de Buda, y dam, a las instrucciones especiales del Lamrim, las etapas del camino hacia la iluminación, que Atisha enseñó. Por lo tanto, los practicantes de budismo kadampa integran en el Lamrim todas las enseñanzas de Buda que han aprendido tomándolas como consejo personal y practicándolas.
Los budistas kadampas integran su conocimiento de todas las enseñanzas de Buda en su práctica del Lamrim, y esta en su vida diaria. De este modo, transforman todas sus actividades en el camino hacia la iluminación.

Los grandes maestros kadampas
Después de Atisha, el linaje kadampa se transmitió a través de una sucesión de maestros kadampas, como Dromtompa, Gueshe Potoua, Gueshe Sharaua, y Gueshe Chekhaua.
Los maestros kadampas eran famosos por ser grandes eruditos y practicantes espirituales puros y sinceros.

En especial hicieron hincapié en la práctica del adiestramiento de la mente (tib.: ­Loyong), con la que podemos transformar todas nuestras experiencias de la vida diaria, y en particular, nuestros problemas, sufrimientos y dificultades en el camino espiritual.

Los nuevos kadampas
El linaje kadampa ha sido transmitido de generación en generación hasta el siglo catorce cuando llegó al gran maestro budista Yhe Tsongkhapa.
Yhe Tsongkhapa clarificó todas las enseñanzas del Dharma kadam haciéndolas accesibles a las personas de aquellos tiempos.
En particular, enseñó cómo combinar el Lamrim y el Loyong con el Mahamudra tantra en una práctica diaria unificada.
Así como la unión del estudio y la práctica fue el distintivo de los primeros kadampas, la unión del sutra y del tantra es el de los nuevos kadampas, como se conocen los seguidores de Yhe Tsongkhapa.

Budismo kadampa moderno
Después de Yhe Tsongkhapa, el nuevo linaje kadampa floreció durante cientos de años hasta hoy día.
En los últimos años, ha sido difundido extensamente por todo el mundo por el maestro budista contemporáneo, el venerable Gueshe Kelsang Gyatso.
Al fundar la Nueva Tradición Kadampa, la Unión Internacional de Budismo Kadampa, Gueshe Kelsang ha creado una infraestructura global para la preservación y promoción del budismo kadampa para las generaciones venideras.
Protector Kadampa
Los practicante kadampas tienen la tradición de hacer ofrendas y ruegos al Protector del Dharma Doryhe Shugden.
Los centros kadampas de todo el mundo practican las tres sadhanas siguientes del Protector Doryhe Shugden: La gema del corazón, La gema que colma todos los deseos y El melodioso tambor que vence en todas las direcciones.
El objetivo de esta práctica es eliminar los obstáculos y proporcionar las condiciones necesarias para su práctica.
El protector del Dharma, Doryhe Shugden
Un Protector del Dharma es una emanación de un Buda o un Bodhisatva cuya función principal es eliminar los obstáculos internos y externos de los practicantes que les impiden alcanzar realizaciones espirituales y proporcionar las condiciones necesarias para su práctica.
En el Tíbet, cada monasterio tenía un Protector del Dharma, pero esta tradición no se originó en este país. Los antiguos practicantes mahayanas de la India confiaron en los Protectores del Dharma para eliminar sus obstáculos y cumplir sus deseos espirituales.

Aunque hay algunas deidades mundanas que tienen afinidad con el budismo e intentan ayudar a sus seguidores, no son verdaderos Protectores del Dharma. Estas deidades pueden aumentar la riqueza de los practicantes y ayudarles a tener éxito en sus actividades mundanas, pero no tienen la sabiduría ni el poder necesarios para proteger el desarrollo del Dharma en sus mentes.
Este Dharma interno –las experiencias de la gran compasión, la bodhichita, la sabiduría que realiza la vacuidad y demás realizaciones– es lo verdaderamente importante y lo que debe ser protegido, puesto que las condiciones externas son algo secundario. Aunque su motivación sea buena, las deidades mundanas carecen de sabiduría y, por lo tanto, su ayuda externa en realidad interfiere con el logro de auténticas realizaciones espirituales. Si ellas mismas no tienen realizaciones de Dharma, ¿cómo pueden protegerlas?

Por lo tanto, es evidente que todos los Protectores del Dharma son emanaciones de Budas o Bodhisatvas. Aunque estos Protectores tienen gran capacidad para proteger el Budadharma y a los que lo practican, la ayuda que recibamos de ellos dependerá de nuestra fe. Para recibir su protección completa debemos confiar en ellos con devoción firme y continua.

Los Budas se manifestan bajo el aspecto de diferentes Protectores del Dharma, como Mahakala, Kalarupa, Kalindevi y Doryhe Shugden. Desde los tiempos de Yhe Tsongkhapa hasta el primer Panchen Lama, Losang Chokyi Gyaltsen, el principal Protector del Dharma del linaje de Yhe Tsongkhapa era Kalarupa. Sin embargo, más tarde, varios lamas de alto rango se dieron cuenta de que Doryhe Shugden se había convertido en el Protector del Dharma principal de esta tradición.

Desde el punto de vista de su compasión, sabiduría o poder, no existe ninguna diferencia entre los diferente Protectores del Dharma, pero según el karma de los seres sintientes, un Protector del Dharma en particular puede ofrecer más ayuda en un momento determinado.

Podemos comprender esto considerando el ejemplo de Buda Shakyamuni. En el pasado, los seres de este mundo tenían el karma de ver el Cuerpo de Emanación Suprema de Buda Shakyamuni y de recibir enseñanzas directamente de él.

Sin embargo, hoy día no tenemos este karma y, por lo tanto, Buda se manifiesta bajo el aspecto de nuestro Guía Espiritual, nos ayuda con sus enseñanzas y nos guía por el camino espiritual. Por lo tanto, el modo en que Buda nos ayuda cambia dependiendo de nuestro karma, pero su naturaleza siempre es la misma. Entre los Protectores del Dharma, Mahakala de cuatro rostros, Kalarupa y Doryhe Shugden tienen la misma naturaleza porque los tres son emanaciones de Manyhushri.

No obstante, en la actualidad tenemos una relación kármica más estrecha con Doryhe Shugden que con otros Protectores. Por esta razón, Morchen Doryhechang Kunga Lhundrup, un respetado maestro realizado de la Tradición Sakya, dijo a sus discípulos: «Ahora es el momento de confiar en Doryhe Shugden». En numerosas ocasiones repitió este consejo para animar a sus seguidores a generar fe en la práctica de Doryhe Shugden. Nosotros también debemos seguir su consejo y ponerlo en práctica con sinceridad. No dijo que confiáramos en otros Protectores del Dharma, sino en Doryhe Shugden. Muchos lamas Sakyas y monasterios de esta tradición confían con sinceridad en Doryhe Shugden.

En los últimos tiempos, la persona responsable de difundir la práctica de Doryhe Shugden era el fallecido Triyhang Doryhechang, Guru raíz de muchos practicantes gelugpas, desde modestos novicios hasta lamas de alto rango. Animó a sus discípulos a confiar en Doryhe Shugden y en numerosas ocasiones concedió las iniciaciones.

Incluso cuando ya era muy anciano, para evitar que la práctica de Doryhe Shugden degenerara, escribió un extenso texto titulado Sinfonía que deleita a un océano de Conquistadores, que es un comentario a la alabanza a Doryhe Shugden titulada Eones infinitos, de Tagpo Kelsang Khedrub Rimpoché.

Naturaleza y función del Protector del Dharma
Algunas personas piensan que Doryhe Shugden es una emanación de Manyhushri que se manifiesta bajo un aspecto mundano, pero esto no es cierto. En realidad, la forma de Doryhe Shugden revela las etapas completas del camino del sutra y del tantra, lo cual no ocurre con los seres mundanos.

Doryhe Shugden aparece como un monje con la ordenación completa para mostrar que la práctica de la disciplina moral es imprescindible para alcanzar la iluminación. Con su mano derecha sostiene un corazón que simboliza las mentes de gran compasión y del gozo espontáneo –la esencia de todas las etapas del camino de la vastedad del sutra y del tantra–.
Su sombrero amarillo redondo representa la visión de Nagaryhuna, y con la espada de sabiduría que empuña con su mano derecha nos anima a cortar la ignorancia, la raíz del samsara, con la hoja afilada de la visión de Nagaryhuna. Esta es la esencia de todas las etapas del camino de la profundidad del sutra y del tantra.

Doryhe Shugden monta sobre un león blanco, símbolo de las cuatro valentías de un Buda, y tiene una mangosta que vomita joyas sobre su brazo izquierdo indicando su poder para conceder riquezas a aquellos que confían en él. El ojo en su frente simboliza su sabiduría omnisciente que percibe de manera directa y simultánea todos los fenómenos del pasado, presente y futuro.
Su expresión airada significa que elimina la ignorancia, el verdadero enemigo de todos los seres sintientes, al bendecirlos con su gran sabiduría, y también los obstáculos de los practicantes sinceros de Dharma.

Beneficios de confiar en Doryhe Shugden
Si conocemos bien la naturaleza y funciones de Doryhe Shugden, podremos comprender los beneficios de confiar en él. Doryhe Shugden siempre asiste, guía y protege a los practicantes sinceros, concediéndoles bendiciones, aumentando su sabiduría, colmando sus deseos y ayudándoles a tener éxito en sus actividades espirituales.
Este Protector no favorece sólo a los kadampas. Puesto que es un Buda, ayuda a todos los seres sintientes aunque no sean budistas. El sol beneficia incluso a las personas ciegas, dándoles calor y haciendo madurar las cosechas de les proporcionan alimentos, pero si recobraran la vista, ¡cuántos más beneficios recibirían! Del mismo modo, aunque Doryhe Shugden también protege a los que no se esfuerzan por confiar en él, cuando abrimos los ojos de nuestra fe y confiamos en él con sinceridad, poco a poco nos damos cuenta de la ayuda que recibimos de él.

Si deseamos de verdad disfrutar de los beneficios de confiar en Doryhe Shugden, debemos hacerlo durante mucho tiempo mejorando en todo momento nuestra relación con él. De este modo, comenzaremos a notar su beneficiosa influencia en nuestras vidas. Hemos de tener en cuenta que la función principal de un Protector del Dharma no es ayudarnos a alcanzar objetivos mundanos, sino proteger nuestro adiestramiento espiritual. Por lo tanto, no debemos desanimarnos si no nos volvemos ricos de repente, puesto que las riquezas no siempre contribuyen al desarrollo espiritual y pueden convertirse en una gran distracción.

Si confiamos con sinceridad en Doryhe Shugden, reunirá las condiciones necesarias para nuestra práctica de Dharma, pero es posible que no sean las que nosotros deseamos. Doryhe Shugden bendecirá nuestra mente para que podamos transformar las situaciones difíciles en el camino espiritual y abrirá nuestros ojos de la sabiduría para tomar las decisiones correctas. Aunque en ocasiones los que confían en Doryhe Shugden estén solos, en su interior tendrán un constante aliado sabio y compasivo.

miércoles, 5 de noviembre de 2008

SANTA CLARA DE ASÍS

Fiesta 11 de Agosto
Clara significa: "vida transparente"
"El amor que no puede sufrir no es digno de ese nombre" -Santa Clara.
De sus cartas: Atiende a la pobreza, la humildad y la caridad de Cristo

Clara nació en Asís, Italia, en 1193. Su padre, Favarone Offeduccio, era un caballero rico y poderoso. Su madre, Ortolana, descendiente de familia noble y feudal, era una mujer muy cristiana, de ardiente piedad y de gran celo por el Señor.
Desde sus primeros años Clara se vio dotada de innumerables virtudes y aunque su ambiente familiar pedía otra cosa de ella, siempre desde pequeña fue asidua a la oración y mortificación. Siempre mostró gran desagrado por las cosas del mundo y gran amor y deseo por crecer cada día en su vida espiritual.
Ya en ese entonces se oía de los Hermanos Menores, como se les llamaba a los seguidores de San Francisco. Clara sentía gran compasión y gran amor por ellos, aunque tenía prohibido verles y hablarles. Ella cuidaba de ellos y les proveía enviando a una de las criadas. Le llamaba mucho la atención como los frailes gastaban su tiempo y sus energías cuidando a los leprosos. Todo lo que ellos eran y hacían le llamaba mucho la atención y se sentía unida de corazón a ellos y a su visión.
Su llamada y su encuentro con San Francisco. Cofundadora de la orden.

La conversión de Clara hacia la vida de plena santidad se efectuó al oír un sermón de San Francisco de Asís. En 1210, cuando ella tenía 18 años, San Francisco predicó en la catedral de Asís los sermones de cuaresma e insistió en que para tener plena libertad para seguir a Jesucristo hay que librarse de las riquezas y bienes materiales. Al oír las palabras: "este es el tiempo favorable... es el momento... ha llegado el tiempo de dirigirme hacia El que me habla al corazón desde hace tiempo... es el tiempo de optar, de escoger..", sintió una gran confirmación de todo lo que venía experimentando en su interior.

Durante todo el día y la noche, meditó en aquellas palabras que habían calado lo más profundo de su corazón. Tomó esa misma noche la decisión de comunicárselo a Francisco y de no dejar que ningún obstáculo la detuviera en responder al llamado del Señor, depositando en El toda su fuerza y entereza.

Cuando su corazón comprendió la amargura, el odio, la enemistad y la codicia que movía a los hombres a la guerra comprendió que esta forma de vida eran como la espada afilada que un día traspasó el corazón de Jesús. No quiso tener nada que ver con eso, no quiso otro señor mas que el que dio la vida por todos, aquel que se entrega pobremente en la Eucaristía para alimentarnos diariamente. El que en la oscuridad es la Luz y que todo lo cambia y todo lo puede, aquel que es puro Amor. Renace en ella un ardiente amor y un deseo de entregarse a Dios de una manera total y radical.

Clara sabía que el hecho de tomar esta determinación de seguir a Cristo y sobre todo de entregar su vida a la visión revelada a Francisco, iba a ser causa de gran oposición familiar, pues el solo hecho de la presencia de los Hermanos Menores en Asís estaba ya cuestionando la tradicional forma de vida y las costumbres que mantenían intocables los estratos sociales y sus privilegios. A los pobres les daba una esperanza de encontrar su dignidad, mientras que los ricos comprendían que el Evangelio bien vivido exponía por contraste sus egoísmos a la luz del día. Para Clara el reto era muy grande. Siendo la primera mujer en seguirle, su vinculación con Francisco podía ser mal entendida.

Santa Clara se fuga de su casa el 18 de Marzo de 1212, un Domingo de Ramos, empezando así la gran aventura de su vocación. Se sobrepuso a los obstáculos y al miedo para darle una respuesta concreta al llamado que el Señor había puesto en su corazón. Llega a la humilde Capilla de la Porciúncula donde la esperaban Francisco y los demás Hermanos Menores y se consagra al Señor por manos de Francisco.
Empiezan las renuncias.

De rodillas ante San Francisco, hizo Clara la promesa de renunciar a las riquezas y comodidades del mundo y de dedicarse a una vida de oración, pobreza y penitencia. El santo, como primer paso, tomó unas tijeras y le cortó su larga y hermosa cabellera, y le colocó en la cabeza un sencillo manto, y la envió a donde unas religiosas que vivían por allí cerca, a que se fuera preparando para ser una santa religiosa.

Para Santa Clara la humildad es pobreza de espíritu y esta pobreza se convierte en obediencia, en servicio y en deseos de darse sin límites a los demás.

Días más tardes fue trasladada temporalmente, por seguridad, a las monjas Benedictinas, ya que su padre, al darse cuenta de su fuga, sale furioso en su búsqueda con la determinación de llevársela de vuelta al palacio. Pero la firme convicción de Clara, a pesar de sus cortos años de edad, obligan finalmente al Caballero Offeduccio a dejarla. Días más tardes, San Francisco, preocupado por su seguridad dispone trasladarla a otro monasterio de Benedictinas situado en San Angelo. Allí la sigue su hermana Inés, quien fue una de las mayores colaboradoras en la expansión de la Orden y la hija (si se puede decir así) predilecta de Santa Clara. Le sigue también su prima Pacífica.

Cuando se trasladan las primeras Clarisas a San Damián, San Francisco pone al frente de la comunidad, como guía de Las Damas Pobres a Santa Clara. Al principio le costó aceptarlo pues por su gran humildad deseaba ser la última y ser la servidora, esclava de las esclavas del Señor. Pero acepta y con verdadero temor asume la carga que se le impone, entiende que es el medio de renunciar a su libertad y ser verdaderamente esclava. Así se convierte en la madre amorosa de sus hijas espirituales, siendo fiel custodia y prodigiosa sanadora de las enfermas.

Desde que fue nombrada Madre de la Orden, ella quiso ser ejemplo vivo de la visión que trasmitía, pidiendo siempre a sus hijas que todo lo que el Señor había revelado para la Orden se viviera en plenitud.

Siempre atenta a la necesidades de cada una de sus hijas y revelando su ternura y su atención de Madre, son recuerdos que aún después de tanto tiempo prevalecen y son el tesoro mas rico de las que hoy son sus hijas, Las Clarisas Pobres.

Sta. Clara acostumbraba tomar los trabajos mas difíciles, y servir hasta en lo mínimo a cada una. Pendiente de los detalles más pequeños y siendo testimonio de ese corazón de madre y de esa verdadera respuesta al llamado y responsabilidad que el Señor había puesto en sus manos.
Por el testimonio de las misma hermanas que convivieron con ella se sabe que muchas veces, cuando hacía mucho frío, se levantaba a abrigar a sus hijas y a las que eran mas delicadas les cedía su manta. A pesar de ello, Clara lloraba por sentir que no mortificaba suficiente su cuerpo.
Cuando hacía falta pan para sus hijas, ayunaba sonriente y si el sayal de alguna de las hermanas lucía más viejo ella lo cambiaba dándole el de ella. Su vida entera fue una completa dádiva de amor al servicio y a la mortificación. Su gran amor al Señor es un ejemplo que debe calar nuestros corazones, su gran firmeza y decisión por cumplir verdaderamente la voluntad de Dios para ella.

Tenía gran entusiasmo al ejercer toda clase de sacrificios y penitencias. Su gozo al sufrir por Cristo era algo muy evidente y es, precisamente esto, lo que la llevó a ser Santa Clara. Este fue el mayor ejemplo que dio a sus hijas.

La humildad brilló grandemente en Santa Clara y una de las mas grandes pruebas de su humildad fue su forma de vida en el convento, siempre sirviendo con sus enseñanzas, sus cuidados, su protección y su corrección. La responsabilidad que el Señor había puesto en sus manos no la utilizó para imponer o para simplemente mandar en el nombre del Señor. Lo que ella mandaba a sus hijas lo cumplía primero ella misma con toda perfección. Se exigía mas de lo que pedía a sus hermanas.

Hacía los trabajos mas costosos y daba amor y protección a cada una de sus hijas. Buscaba como lavarle los pies a las que llegaban cansadas de mendigar el sustento diario. Lavaba a las enfermas y no había trabajo que ella despreciara pues todo lo hacía con sumo amor y con suprema humildad.

"En una ocasión, después de haberle lavado los pies a una de las hermanas, quiso besarlos. La hermana, resistiendo aquel acto de su fundadora, retiró el pie y accidentalmente golpeó el rostro a Clara. Pese al moretón y la sangre que había salido de su nariz, volvió a tomar con ternura el pie de la hermana y lo besó."

Con su gran pobreza manifestaba su anhelo de no poseer nada mas que al Señor. Y esto lo exigía a todas sus hijas. Para ella la Santa Pobreza era la reina de la casa. Rechazó toda posesión y renta, y su mayor anhelo era alcanzar de los Papas el privilegio de la pobreza, que por fin fue otorgado por el Papa Inocencio III.

Para Santa Clara la pobreza era el camino en donde uno podía alcanzar mas perfectamente esa unión con Cristo. Este amor por la pobreza nacía de la visión de Cristo pobre, de Cristo Redentor y Rey del mundo, nacido en el pesebre. Aquel que es el Rey y, sin embargo, no tuvo nada ni exigió nada terrenal para si y cuya única posesión era vivir la voluntad del Padre. La pobreza alcanzada en el pesebre y llevada a su cúlmen en la Cruz. Cristo pobre cuyo único deseo fue obedecer y amar.

La vida de Sta. Clara fue una constante lucha por despegarse de todo aquello que la apartaba del Amor y todo lo que le limitara su corazón de tener como único y gran amor al Señor y el deseo por la salvación de las almas.

La pobreza la conducía a un verdadero abandono en la Providencia de Dios. Ella, al igual que San Francisco, veía en la pobreza ese deseo de imitación total a Jesucristo. No como una gran exigencia opresiva sino como la manera y forma de vida que el Señor les pedía y la manera de mejor proyectar al mundo la verdadera imagen de Cristo y Su Evangelio.

Siguiendo las enseñanzas y ejemplos de su maestro San Francisco, quiso Santa Clara que sus conventos no tuvieran riquezas ni rentas de ninguna clase. Y, aunque muchas veces le ofrecieran regalos de bienes para asegurar el futuro de sus religiosas, no los quiso aceptar. Al Sumo Pontífice que le ofrecía unas rentas para su convento le escribió: "Santo padre: le suplico que me absuelva y me libere de todos mis pecados, pero no me absuelva ni me libre de la obligación que tengo de ser pobre como lo fue Jesucristo". A quienes le decían que había que pensar en el futuro, les respondía con aquellas palabras de Jesús: "Mi Padre celestial que alimenta a las avecillas del campo, nos sabrá alimentar también a nosotros".


La vida de Oración
Para Santa Clara la oración era la alegría, la vida; la fuente y manantial de todas las gracias, tanto para ella como para el mundo entero. La oración es el fin en la vida Religiosa y su profesión.
Ella acostumbraba pasar varias horas de la noche en oración para abrir su corazón al Señor y recoger en su silencio las palabras de amor del Señor. Muchas veces, en su tiempo de oración, se le podía encontrar cubierta de lágrimas al sentir el gran gozo de la adoración y de la presencia del Señor en la Eucaristía, o quizás movida por un gran dolor por los pecados, olvidos y por las ingratitudes propias y de los hombres.

Se postraba rostro en tierra ante el Señor y, al meditar la pasión las lágrimas brotaban de lo mas íntimo de su corazón. Muchas veces el silencio y soledad de su oración se vieron invadidos de grandes perturbaciones del demonio. Pero sus hermanas dan testimonio de que, cuando Clara salía del oratorio, su semblante irradiaba felicidad y sus palabras eran tan ardientes que movían y despertaban en ellas ese ardiente celo y encendido amor por el Señor.

Hizo fuertes sacrificios los cuarenta y dos años de su vida consagrada. Cuando le preguntaban si no se excedía, ella contestaba: Estos excesos son necesarios para la redención, "Sin el derramamiento de la Sangre de Jesús en la Cruz no habría Salvación". Ella añadía: "Hay unos que no rezan ni se sacrifican; hay muchos que sólo viven para la idolatría de los sentidos. Ha de haber compensación. Alguien debe rezar y sacrificarse por los que no lo hacen. Si no se estableciera ese equilibrio espiritual la tierra sería destrozada por el maligno". Santa Clara aportó de una manera generosa a este equilibrio.

Milagros de Santa Clara

La Eucaristía ante los sarracenos
En 1241 los sarracenos atacaron la ciudad de Asís. Cuando se acercaban a atacar el convento que está en la falda de la loma, en el exterior de las murallas de Asís, las monjas se fueron a rezar muy asustadas y Santa Clara que era extraordinariamente devota al Santísimo Sacramento, tomó en sus manos la custodia con la hostia consagrada y se les enfrentó a los atacantes. Ellos experimentaron en ese momento tan terrible oleada de terror que huyeron despavoridos.
En otra ocasión los enemigos atacaban a la ciudad de Asís y querían destruirla. Santa Clara y sus monjas oraron con fe ante el Santísimo Sacramento y los atacantes se retiraron sin saber por qué.

El milagro de la multiplicación de los panes.
Cuando solo tenían un pan para que comieran cincuenta hermanas, Santa Clara lo bendijo y, rezando todas un Padre Nuestro, partió el pan y envió la mitad a los hermanos menores y la otra mitad se la repartió a las hermanas. Aquel pan se multiplicó, dando a basto para que todas comieran. Santa Clara dijo: "Aquel que multiplica el pan en la Eucaristía, el gran misterio de fe, ¿acaso le faltará poder para abastecer de pan a sus esposas pobres?"
En una de las visitas del Papa al Convento, dándose las doce del día, Santa Clara invita a comer al Santo Padre pero el Papa no accedió. Entonces ella le pide que por favor bendiga los panes para que queden de recuerdo, pero el Papa respondió: "quiero que seas tu la que bendigas estos panes". Santa Clara le dice que sería como un irespeto muy grande de su parte hacer eso delante del Vicario de Cristo. El Papa, entonces, le ordena bajo el voto de obediencia que haga la señal de la Cruz. Ella bendijo los panes haciéndole la señal de la Cruz y al instante quedó la Cruz impresa sobre todos los panes.

Tras los pasos de Santa Clara en Asís.
En la Basílica de Sta. Clara encontramos su cuerpo incorrupto y muchas de sus reliquias.
En el convento de San Damiano, se recorren los pasillos que ella recorrió. Se entra al cuarto donde ella pasó muchos años de su vida acostada, se observa la ventana por donde veía a sus hijas. También se conservan el oratorio, la capilla, y la ventana por donde expulsó a los sarracenos con el poder de la Eucaristía.
Hoy las religiosas Clarisas son aproximadamente 18.000 en 1.248 conventos en el mundo.

Iglesia de San Damián

Lugar de la conversión de Francisco - Cuna de las Clarisas


"La primera obra que emprendió San Francisco al sentirse libre de la mano de su padre carnal fue la construcción de una casa al Señor; pero no pretende edificar una nueva: repara la antigua, remoza la vieja. No arranca el cimiento, sino que edifica sobre él, dejando siempre, sin advertirlo, tal prerrogativa para Cristo... Habiendo regresado al lugar donde, según se ha dicho, fue construida antiguamente la iglesia de San Damián, la restauró con sumo interés, en poco tiempo, ayudado por la gracia del Altísimo. Este es el lugar bendito y santo en el que felizmente nació la gloriosa Religión y la eminentísima Orden de señoras pobres y santas vírgenes por obra de San Francisco, unos seis años después de su conversión". (Tomás de Celano, Vida primera, 18).

Francisco, repara mi Iglesia
San Damián, a un kilómetro apenas de Asís, por debajo de Santa Clara, a mitad de la bajada hacia la llanura y rodeado de olivares, es uno de los lugares más sugestivos, importantes y llenos de recuerdos de los orígenes franciscanos. Fue aquí donde Cristo crucificado invitó a Francisco a "reparar la Iglesia, que amenaza ruina", al comienzo de
su conversión. Aunque ahora el famoso crucifijo de San Damián, el más conocido y reproducido en nuestro tiempo, desde el siglo XIII se conserva en la Basílica de Santa Clara. San Francisco tardó dos años en repara la iglesia (1206-1208), antes de irse a vivir con sus primeros compañeros al tugurio de Rivotorto (1208-1210). Hacia el otoño de 1211, unos meses después de su conversión, santa Clara de Asís y sus primeras compañeras -entre ellas su propia hermana, Santa Inés de Asís- se trasladaron a San Damián, y aquí fundaron el monasterio de Santa María de San Damián, el primero de la Orden de las Hermanas Clarisas.

Composición del Cántico del hermano Sol
Al volver del monte de la Verna, con los estigmas de la Pasión de Cristo en sus carnes, Francisco permaneció en San Damián casi dos meses, en la primavera de 1225, en espera de trasladarse a Rieti para una operación ocular. Sin embargo no pudo ver a Clara, pues ambos estaban entonces muy enfermos, y el santo residía fuera de la clausura, con los frailes que se ocupaban de las necesidades de las hermanas, en una habitación a la derecha de la entrada de la iglesia. Era, probablemente, la misma donde estuvo viviendo con messer Pedro, el cura de San Damián, después de su conversión. Fue allí fue donde compuso el famoso
Cántico del Hermano Sol, o de las Criaturas, en medio de una gran tribulación por causa de sus enfermedades, y sin poder soportar la luz por una grave infección ocular.

Cuna de la Orden de las Clarisas
Al día siguiente de su muerte, el 4 de octubre de 1226, los restos mortales del Santo fueron trasladados a Asís, pasando por San Damián. así santa Clara y sus hermanas pudieron darle el último adiós y, de paso, fueron testigos del prodigio de los estigmas, que pudieron ver y besar, ya que, para la ocasión, se quitó la reja de la clausura, la misma que se conserva ahora, como reliquia, en el monasterio de Santa Clara.

La fundadora de las Clarisas vivió en San Damián 42 años. El lugar, por tanto, fue escenario de la mayor parte de su vida. Aquí rezó, sufrió, se mortificó, practicó la caridad con las hermanas, gozó de las visitas de San Francisco y de los papas Gregorio IX e Inocencio IV, que le aprobó la Regla y presidió sus funerales. Aquí también tuvo ocasión de experimentar repetidas veces la gracia del Señor, como aquella visión de la Pasión del Señor un viernes santo, o aquella otra que le permitió seguir desde su lecho, donde yacía enferma unos meses antes de su muerte, la Misa de Nochebuena de la Basílica de San Francisco, motivo por el cual es ahora patrona de la televisión. Su intercesión fue eficaz para muchas personas y, sobre todo, para la entera ciudad de Asís, a la que libró en dos ocasiones de las tropas sarracenas enviadas por el emperador a conquistarla. Los asisanos aún lo recuerdan agradecidos y cada año, en el mes de junio, bajan al santuario, con las autoridades al frente, a celebrar la fiesta del Voto.

Clara murió en San Damián el 11 de agosto de 1253, a los 60 años de edad. Su cuerpo fue llevado enseguida a la iglesia de San Jorge, donde había estado el de San Francisco antes de ser trasladado a su Basílica. Poco después, por orden del Papa, la iglesia fue demolida y transformada en Basílica y monasterio de Santa Clara. A cambio de dicha iglesia, las clarisas entregaron a los canónigos de San Rufino, sus legítimos propietarios, la iglesia de San Damián.
Un convento franciscano

Poco más tarde, a finales del s. XIII o principios del XIV, el ex-monasterio de damianitas se convirtió en un convento franciscano dependiente del Sacro Convento de Asìs. Por último, en el siglo XV fue cedido a los frailes de la Observancia, y fue entonces cuando se construyeron el claustro, el pórtico de entrada, el rosetón y otras partes del convento, que dan al conjunto su aspecto actual.

Desde el punto de vista artístico, hay que destacar unos frescos de Tiberio de Asís, discípulo del Perugino en el claustro y, en la iglesia, la Virgen con el Niño del ábside, del siglo XII, algunos frescos del s. XIV que recuerdan la conversión de San Francisco y el conflicto con el padre, y un cristo crucificado en talla de madera del s. XVII.

Santa Inés de Asís

Santa Inés de Asís
Hermana de santa Clara
Fiesta: 19 de noviembre.
Aprobación del culto: Benedicto XIV, el 15 de abril de 1762
Nacimiento: Asís (Italia), 1197-98
Muerte: Asís, 16 de noviembre de 1253
Orden: de San Damián - Damianitas - Clarisas.


Vida santa Inés de Asís, hermana de santa Clara

La vida de Inés de Asís, la hija segunda de Favarone y Hortelana, no está tan documentada como la de santa Clara, su hermana "en la carne y en la pureza". Debió de nacer en torno al 1197, pues por la Crónica de los XXIV Generales sabemos que murió a los 56 años, poco después que hermana, fallecida en agosto de 1253.

Se llamaba, al parecer, Catalina. Entre ella y su hermana corría un afecto recíproco y una comunión de sentimientos, aunque Catalina no parecía tan orientada hacia la vida consagrada como Clara. Según la Leyenda de Santa Clara, atribuida a fray Tomás de Celano, su llamada a la vida religiosa fue fruto de la poderosa oración de Clara en el monasterio de Santo Ángel de Panzo.

Tenía unos 15 años, cuando la hermana mayor huyó de casa. Su otra hermana, Beatriz, era aún demasiado pequeña para encontrar en ella la amiga que necesita. A medida que transcurrían la Semana Santa y la de Pascua aumentaba en ella el deseo de reunirse con Clara para entregarse al Señor, como ella. El 3 de abril se decidió por fin a abandonar su casa y marcharse a Panzo, donde Clara la recibió con un abrazo, dando gracias a Dios por escuchar sus ruegos. Enseguida empezó a aleccionara en el seguimiento de Cristo crucificado. , pero la reacción de la familia ante la desaparición de Catalina fue mucho más violenta que el día de la fuga de Clara. Doce caballeros airados, con el tío Monaldo al frente, corrían al monasterio y se abalanzaban sobre Catalina, dispuestos a no permitir una nueva afrenta y otra pérdida familiar. A golpes y empellones la arrastraron fuera del monasterio, hasta un arroyo cercano, pero no pudieron dar un paso más. La resistencia de la jovencita y la oración de su hermana pudieron más que la fuerza bruta de tantos hombres juntos, los cuales tuvieron que desistir, finalmente, de llevársela a casa.

Dice la Crónica que, después de este episodio de violencia, "el bienaventurado Francisco con sus propias manos le cortó los cabellos y le impuso el nombre de Inés, ya que por el Cordero inocente... resistió con fortaleza y combatió varonilmente". Pocos meses después, tras la llegada de otras jóvenes deseosas de seguir a Clara, se trasladaron a la iglesia de San Damián, donde fundaron el monasterio de Santa María de San Damián y la orden de las Hermanas Menores. Pero a Francisco no le agradó ese nombre, y las llamó Señoras Pobres. El pueblo las llamaba Damianitas, y sólo después de la muerte de Clara empezaron a llamarlas Clarisas.

Dirigida por Francisco junto con su hermana y demás compañeras, Inés progresó de prisa en el camino de perfección y mortificación, siendo la admiración de sus compañeras, sobre todo por su corta edad. Desde el principio hasta el final de sus días rodeó su cintura con un áspero cilicio de crin de caballo, y, al igual que su hermana, se alimentaba, prácticamente, de pan y agua.

Dulce, compasiva, solícita y caritativa, se comportaba como una madre con sus compañeras, especialmente con las que sufrían por cualquier motivo. "Virgen prudentísima" la llama su hermana en una de sus cartas a Inés de Praga. Añade la crónica que, una noche, Clara la vio en oración, elevada del suelo y coronada con tres coronas que, de tanto en tanto, le colocaba un ángel. Al día siguiente logró que Inés le explicara cuáles eran los tres objetos de su contemplación: la bondad y paciencia de Dios para con los pecadores, cómo Cristo sufrió la pasión y muerte en cruz por toda la humanidad, y las penas de las almas del Purgatorio.

Hacia el año 1218 se fundaba en Florencia el monasterio llamado de Monticelli, e Inés fue enviada, unos años más tarde, como abadesa, para instruir a las nuevas damianitas. Dice la Crónica que, con su ejemplo de vida y con sus palabras amorosas y persuasivas, implantó en dicho lugar la observancia de la pobreza evangélica. En 1218 era abadesa Avegnente de Albizzo, la misma que que hizo donación del lugar de Monticelli a la Iglesia de Roma, por mediación del cardenal Hugolino. La donación se debía a que la comunidad florentina, como la de San Damián de Asís, había renunciado a la posesión de bienes y rentas. Junto con la regla de san Benito, la hermanas florentinas profesaron en manos del cardenal Hugolino las mismas "constituciones" que regían en San Damián, y que debía ser la regla dada por Francisco a Clara y sus hermanas, y que jamás llegó a ser aprobada.

Una carta de Inés dirigida a su hermana Clara desde Monticelli entre los años 1228-1230, nos desvela algo del profundo dolor que le causó la separación, pero también del ambiente de paz y unión que se respiraba en el monasterio florentino. No sabemos el tiempo que permaneció allí, ni la fecha de su regreso a Asís. Según el cronista fray Mariano de Florencia, del siglo XVI, la vuelta a San Damián tenía relación con al empeoramiento de la salud de Clara. Lo cierto es que santa Inés se encontraba a la cabecera de su hermana moribunda, en el verano de 1253. "Queridísima hermana -le habría dicho ésta, para contener su llanto y aliviar su dolor- es del agrado de Dios que yo me vaya; mas tú cesa de llorar, porque llegarás pronto ante el Señor, enseguida después de mí, y Él te concederá un gran consuelo.

Gran consuelo fue para Inés, tras la dolorosa separación del 11 de agosto, el multitudinario funeral de su hermana, presidido por el papa Inocencio IV, presente toda la curia romana -que residía entonces en el Sacro Convento de Asís-, y el traslado de sus restos hasta la iglesia de San Jorge entre las alabanzas del pueblo, que ya la proclamaba santa. Pero el mayor consuelo fue que, "al cabo de pocos días", Inés pudo seguir a su hermana hasta las mansiones eternas. Concluye la Leyenda de Santa Clara que "como había pasado del mundo a la cruz precedida por su hermana, así mismo, ahora que Clara comenzaba ya a brillar con prodigios y milagros, Inés pasó ya madura, en pos de ella, de esta luz languideciente, a resplandecer por siempre ante Dios".
La noticia de su muerte se extendió por Asís y por toda la comarca y atrajo, igualmente, a una multitud de gente que le tenían gran aprecio y esperaban poder contemplar sus restos mortales. Todo ese gentío subía por la escalera de madera que, desde el claustro, comunicaba con con el dormitorio de las clarisas. Pero las cadenas de hierro no pudieron soportar el peso, y se derrumbó, arrastrando consigo a los que subían, y aplastando los cuerpos de los que estaban debajo, hombres, mujeres y niños. Pudo haber sido una gran catástrofe, pero la muchedumbre entera invocó con fe el nombre de Inés, y todo lo más que hubo fueron heridos y magullados, que se levantaron sonrientes, como si nada hubiese ocurrido.

Ese fue sólo el primero de los muchos favores obtenidos, por intercesión de Inés, por parte de enfermos incurables, ciegos y poseídos, a lo largo de los siglos, hasta la aprobación oficial de su culto por parte del papa Benedicto XIV, que tuvo lugar el 15 de abril de 1762. Su fiesta en el Martirologio Romano es el 16 de noviembre, pero la familia franciscana la celebra el 19 del mismo mes. El cuerpo de santa Inés reposa en la misma Basílica de Asís donde descansan los restos de su hermana santa Clara, su otra hermana, Beatriz, y su madre Hortelana, que también se hicieron damianitas

martes, 4 de noviembre de 2008

Padre Pio

San Pio de Pietrelcina, franciscano capuchino1887-1968

Fiesta 23 de Septiembre

Modelo de sacerdote. Ofreció su vida a Dios como víctima por la conversión de los pecadores. Atrajo a multitudes para Cristo.

"Solo quiero ser un fraile que reza..."

"Reza, espera y no te preocupes. La preocupación es inútil. Dios es misericordioso y escuchará tu oración... La oración es la mejor arma que tenemos; es la llave al corazón de Dios. Debes hablarle a Jesús, no solo con tus labios sino con tu corazón. En realidad, en algunas ocasiones debes hablarle solo con el corazón..."

CRONOLOGÍA DEL P. PÍO

1887- 25 mayo: Nace en Pietrelcina, Italia.

1903 - 6 enero: Edad 15 años. Entra al noviciado franciscano OFM cap en Morcone.

1904 - 22 enero: Profesa como franciscano.

1910 - 10 agosto: Ordenación sacerdotal en Benevento.

1918- 20 septiembre:Recibe las estigmas, (llagas de Jesucristo).

1923 - 1933 Le fue prohibido celebrar misa en público y comunicación con sus hijos espirituales; víctima de calumnias.

1947 Comienzan los grupos de oración del Padre Pío.

1956 - 5 mayo: Inauguración de la Casa Sollievo della Sofferenza (alivio del sufrimiento) .

1968 - 23 septiembre:Fallece en San Giovanni Rotondo.

1998 - 21 de diciembre: Reconocimiento de milagro.

1999 - 2 de mayo: Beatificación.

2001 - 20 de diciembre: Reconocimiento de 2º milagro.

2002 - 16 junio: Canonización en el Vaticano .

Biografía breve

El Padre Pío es uno de los más grandes místicos de nuestro tiempo. Nos enseñó el amor radical al corazón de Jesús y a su Iglesia. Su vida era oración, sacrificio, pobreza.
Sacerdote capuchino. Celebró su primera misa el 10 de Agosto de 1910. Ocho años más tarde, el 20 de Septiembre de 1918, aparecieron visiblemente las llagas de Nuestro Señor en sus manos, pies y costado izquierdo del pecho, haciendo del P. Pío el primer sacerdote estigmatizado en la historia de la Iglesia (San Francisco Asís no era sacerdote).


Fue heróico en su apostolado sacerdotal, que duró 58 años. Grandes multitudes, de todas las nacionalidades, pasaron por su confesionario. Las conversiones fueron innumerables. Diariamente recibía centenares de cartas de fieles, que pedían su consejo iluminado y su dirección espiritual, la cual ha siempre significado un retorno a la serenidad, a la paz espiritual y al coloquio con Dios.

Famoso confesor. El Padre Pío pasaba hasta 16 horas diarias en el confesionario. Algunos debían esperar dos semanas para lograr confesarse con él, porque el Señor les hacía ver por medio de este sencillo sacerdote la verdad del evangelio. Su vida se centraba en torno a la Eucaristía. Sus misas conmovían a los fieles por su profunda devoción. Amante de la Santísima Virgen.

Toda su vida no ha sido otra cosa que una contínua oración y penitencia, lo cual no impedía que sembrase a su alrededor felicidad y gran alegría entre aquellos que escuchaban sus palabras, que eran llenas de sabiduría o de un extraordinario sentido del humor. A través de sus cartas, al Confesor se le descubren insospechables y tremendos sufrimientos espirituales y físicos, seguidos de una dicha inefable derivada de su íntima y contínua unión con Dios.

Llegaban a verle multitud de peregrinos de todo el mundo y además recibía numerosas cartas pidiendo oración y consejo.

El Papa Juan Pablo II, en 1947, cuando era un sacerdote recién ordenado fue a visitar al Padre Pío y quedó profundamente impresionado por su santidad. Ya siendo Papa visitó su tumba.

Dones extraordinarios: Discernimiento extraordinario: la capacidad de leer los corazones y las conciencias.Profecía: Pudo anunciar eventos del futuro.Curación: curas milagrosas por el poder de la oración.Bilocación: estar en dos lugares al mismo tiempo.Perfume: la sangre de sus estigmas tenían fragancia de flores.Estigmas: Recibió los estigmas el 20 de septiembre, 1918 y los llevó hasta su muerte 50 años después (23 de septiembre, 1968). Los médicos que observaron los estigmas del Padre Pío no pudieron hacer cicatrizar sus llagas ni dar explicación de ellas. Calcularon que perdía una copa de sangre diaria, pero sus llagas nunca se infectaron. El Padre Pío decía que eran un regalo de Dios y una oportunidad para luchar por ser más y más como Jesucristo Crucificado.

Muerte. El Señor lo llamó a recibir el premio celestial el 23 de Septiembre de 1968. Tenía 81 años. Durante 4 días su cuerpo fue expuesto ante millares de personas que formaban una enorme columna que no conoció interrupción hasta el momento del funeral, al cual asistieron mas de cien mil personas.

Millones visitan su tumba en la Cripta del Santuario de Ntra. Sra. de las Gracias en San Giovani Rotondo. El número de peregrinos continúa aumentando.
Los preliminares de su Causa se iniciaron en Noviembre de 1969. Fue declarado venerable el 18 de Diciembre de 1997.Beatificado el 2 de mayo de 1999. Tan grande fue la multitud en la misa de beatificación que desbordaron la Plaza de San Pedro y toda la Avenida de la Conciliación hasta el río Tiber sin ser estos lugares suficiente. Millones además lo contemplaron por la televisión en el mundo entero. Canonizado el 16 de junio de 2002.


Su beatificación y su canonización fueron las de mayor asistencia en la historia. La plaza de San Pedro y sus alrededores no pudieron contener las multitudes.


El Padre Pío es un poderoso intercesor. Los milagros se siguen multiplicando.
El santuario del Padre Pío en San Giovanni Rotondo recibe mas peregrinos cada año que el de Lourdes. Es el segundo santuario mas visitado, después del Tepeyac (Virgen de Guadalupe).